La justicia europea prohíbe a la cadena de restaurantes ‘La Mafia’ registrar su marca

El uso de la mafia como reclamo comercial por parte de una marca de la Unión Europea es contrario al orden público. Así lo ha determinado este jueves una sentencia del Tribunal General de la UE, en un dictamen por el que impide a la cadena de restaurantes La mafia se sienta a la mesa registrar su marca. La Mafia Franchises, la empresa española propietaria de la firma de comida italiana, con sede en Zaragoza y 42 locales repartidos por todo el país, no deberá cambiar el nombre de sus establecimientos, según fuentes del organismo. No podrá, eso sí, inscribirla a nivel comunitario, lo que supone su total desprotección y la ausencia de exclusividad: en cualquier estado de la UE podrían utilizar distintivos similares sin asumir consecuencias legales por ello.

Los motivos de los magistrados para negar su registro en la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO) son claros: “La marca remite a una organización criminal, da de ella una imagen globalmente positiva y banaliza los graves ataques que perpetra contra los valores fundamentales de la Unión”, han concluido.

El origen de la palabra mafia no está claro. Se suele situar por primera vez en el año 1863, cuando se representó una obra de teatro ambientada en una prisión de Parlermo llamada Los mafiosos de la Vicaría. Su popularidad hizo que el término pasara a emplearse para denominar al conjunto del crimen organizado. Sí es de sobra conocido el lugar donde su leyenda se ha agrandado: Italia. Por ello no resulta extraño que fueran las autoridades de ese país, el más golpeado por la violencia de organizaciones denominadas mafiosas, las que en 2015 presentaran la denuncia contra el registro de la marca de restaurantes “por ser contraria al orden público y a las buenas costumbres”.

La EUIPO estuvo de acuerdo con la demanda italiana, y rechazó su registro al estimar que “transmitía un mensaje de convivialidad y de banalización de la mafia”. Fue tras esa decisión cuando la compañía llevó el caso ante la justicia europea para evitar la anulación de la marca. Los jueces tampoco le han dado la razón. “Puede provocar u ofender no sólo a las víctimas de dicha organización criminal y a sus familias, sino también a cualquier persona que se encuentre ante dicha marca y tenga umbrales medios de sensibilidad y tolerancia, razón por la que debe declararse su nulidad”, estima el tribunal.

Los magistrados consideran infundado el argumento de la empresa española de que su intención no es ofender, sino reproducir una atmósfera que evoca la saga cinematográfica de El Padrino. La existencia de libros y películas sobre la mafia, defienden, no altera lo básico: “la marca remite a una organización criminal que recurre, entre otras cosas, a la intimidación, a la violencia física y al asesinato a fin de ejercer sus actividades, que incluyen el tráfico ilegal de drogas y de armas, el blanqueo de dinero y la corrupción”. Incluso hacen una crítica de la simbología que acompaña al nombre de los restaurantes por su poder para llevar a equívoco: “La rosa roja podría ser percibida por gran parte del público como el símbolo del amor o del espíritu de concordia, en contraste con la violencia que caracteriza las acciones de la mafia”. Una vez conocido el fallo, la empresa tiene dos meses para interponer un recurso de casación ante el Tribunal de Justicia de la UE.

En la foto: restaurante de La mafia en Tenerife.

Alvaro Sánchez (publicado en El País el 15.03.2018)