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marzo 2021

Día del tiramisú: el postre italiano más argentino

Un bizcocho seco humedecido con café, una crema preparada sobre la base de huevos batidos y azúcar, en capas alternadas, y coronado con cacao espolvoreado por encima. Por más básico que parezca, este manjar dulce es centro de disputas entre quienes se adjudican su invención y las diferentes formas de prepararlo.

La principal leyenda respecto del nacimiento de este postre es esa que refiere al Gran Duque de Toscana, Cosme III de Medici, como una ofrenda hacia su persona a fines del Siglo XVII. En Siena, los pasteleros de la ciudad quisieron reflejar en solo una preparación todas las virtudes del aristócrata, y para eso decidieron incluir el café como sinónimo de fuerza, el cacao representando la virilidad y el queso mascarpone haciendo las veces de la humildad. Pero sin dudas se vuelve inverosímil si se tiene en cuenta que este tipo de productos no eran tan habituales en esa época histórica.

Más acá en el tiempo, mucho más acá, a mediados de los años ’50, se hablaba de un postre que se servía en la región del Véneto, en el norte de Italia, en uno de los reconocidos burdeles de la zona. La madama del lugar comenzó a ofrecer a sus clientes un plato con efectos afrodisíacos y que los mantenga a la vez despiertos, presentándoselos como “Ti tira su” (“Te lleva arriba”).

Por su parte, Roberto “Loli” Linguanotto, del restaurante Alle Beccherie de Treviso, quien se adjudica ser su autor, detalla el paso a paso de cómo fue ese momento clave de la historia de la gastronomía moderna: “Mi llegada al restaurante de la familia Campeol, Le Beccherie di Treviso, data de 1970, inmediatamente trabajé codo a codo con la dueña, la Sra. Alba Campeol, quien me invitó a probar nuevas combinaciones de repostería con sencillez y respetando la tradición de Treviso”.

“En la cocina siempre se habló de proponer postres que pudieran satisfacer el gusto de todos, niños y adultos”, continuó su relato Linguanatto. “Desde el principio quise corresponder a la confianza que me dio la familia Campeol demostrando estar a la altura del rol que me asignaron. Y así, un día, juntando elementos conocidos y sencillos y buscando la mejor ‘portabilidad’, nació el postre que inmediatamente se llamó Tiramesú”.

Siempre traté de asegurarme de que los ingredientes, aunque simples, fueran de la más alta calidad, desde el café hasta los bizcochos, desde el mascarpone hasta los huevos. La convicción de haber adivinado un postre perfecto estaba dada por la gran cantidad de raciones servidas, pero sobre todo por los muchos que siempre pedían un ‘bis’”, confesó.

Para finalizar, como él mismo aclara, el resto es historia conocida. “el Tiramesú, que luego fue rebautizado como Tiramisú, es el postre italiano más conocido que se come y aprecia en el mundo. Incluso hoy, en el restaurante Le Beccherie de Treviso, se prepara como está, con su original forma circular”.

En charla con Infobae, el chef italiano Paolo Spertino asegura que “es un ícono de Italia, sin dudas, y también debe alguna inspiración a los postres bavareses, ya que Linguanotto también tiene influencias de la cocina alemana, donde él había trabajado. El mascarpone y todos los ingredientes de esta gran receta que dan este postre vienen de toda esta mezcla de productos regionales del Veneto”.

“Tras la popularidad de este postre, se expandió en principio en lo que era el Veneto y luego en lo que era todo Italia”, continuó su relato Paolo, nacido hace 39 años en la región de la Liguria, en Savona, y que gracias a sus conocimientos de cocina pudo viajar y trabajar en varios países de Europa. En momentos en que trabajaba en España, más precisamente en Canarias, se enamora de una mujer, Argentina, con la que emprende un viaje hasta este país. Ya enamorado no sólo de su mujer sino también de estas tierras, se instalaron hace 12 años, y actualmente están al frente de Renatto Cucina Italiana.

Tras la fama conseguida por este postre, muchos son los cocineros que comienzan a incursionar sobre la base de este postre y expandirlo aún más. “La receta actual incluye mascarpone, huevos, azúcar, el savoiardi (una galleta que luego se reemplazó por las vainillas), el café y el cacao en polvo”, explicó Paolo, que detalla que “la llegada a la Argentina de este postre se debió gracias a las inmigraciones, que en momentos del siglo pasado fueron muy fuertes, aunque no hay mucha información documentada respecto de esa llegada”.

Para Spertino, de las diferentes variaciones que tuvo este manjar dulce a través los años, una de las más interesantes fue el hecho de haberle agregado grapa al café, “ya que le da un toque totalmente Véneto, porque la grapa es un producto de esa región, pero también me gusta con el clásico marsala, también con amaretto, que es otra de las versiones que hago en mi restaurante. Para mí, el cambio más importante debe hacerse en los licores, por ese aroma tan particular de cada uno. Otra de las variantes que suelo realizar siempre es la de pasteurizar los huevos, porque claramente los huevos pueden traer problemas de salmonella, por lo que nosotros realizamos un tipo de sambayón y de ahí arrancamos la receta del tiramisú”.

Patagonia rebelde. Sangre y fuego, paisajes de una región que perdió la paz

Extraña Patagonia la que se recuesta sobre la Cordillera de los Andes. Paisajes de una belleza que corta la respiración son el escenario de conflictos políticos, económicos y sociales cruzados por el denominador común de la irracionalidad y la violencia.

Como una postal deshecha a tijeretazos, esa violencia se vuelca contra la propia geografía: ya quedan pocas dudas de que los incendios que la semana pasada arrasaron 8000 hectáreas de montes y caseríos en Río Negro y Chubut fueron, en su mayoría, intencionales. Muchos ven ahí la mano de la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche), que una y otra vez ha recurrido al fuego como forma de presentar sus reclamos.

El presidente Alberto Fernández aterrizó el sábado pasado en Lago Puelo (Chubut), villa turística que todavía estaba cercada por las llamas, para recorrer la zona y anunciar el inmediato envío de fondos destinados a paliar la emergencia. Pero activistas que se oponen a proyectos mineros en la meseta central de la provincia, a más de 500 kilómetros, lo recibieron con una lluvia de piedras sobre la camioneta que lo trasladaba. Eran 15 o 20 personas; de los cinco detenidos por ese ataque, liberados a las pocas horas, cuatro son docentes. “Hoy ya estarán en las aulas dándoles lecciones a nuestros hijos”, dijo a LA NACION una vecina de Lago Puelo.

El día antes, el intendente de El Bolsón (Río Negro), Bruno Pogliano, hablaba con pobladores del paraje de Cuesta del Ternero cuando, según su testimonio, unas 15 personas que estaban encapuchadas o con la cara pintada de negro lo amenazaron y retuvieron con machetes y cuchillos. Un video anónimo y de cuidada edición que circuló después, para desmentir que haya sido una intimidación, explica que “la vestimenta y las herramientas” del grupo denunciado por Pogliano son las que se usan para combatir las llamas, y que el tizne se debe a que “así quedan las caras cuando se trabaja protegiendo el bosque”.

“Fue la RAM”, declaró la exministra de Seguridad Patricia Bullrich.

Otros ataques

También el auto de la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, fue atacado meses atrás por un encapuchado cuando intentaba dialogar con mapuches que cortaban la ruta 40 en Villa Mascardi. En noviembre, otro grupo de mapuches con sus cabezas cubiertas invadieron y profanaron la parroquia Nuestra Señora de Luján, en el centro de la ciudad, y golpearon a uno de los sacerdotes.

En la región cordillerana de Río Negro y de Chubut, hechos de esta índole se repiten con tanta frecuencia en los últimos cuatro años que parecen haber sido naturalizados. El debate tras la agresión al auto de Alberto Fernández reparó en el nivel de responsabilidades, pero no en que una veintena de vecinos no encontrara otra forma de reclamo que poner en riesgo la vida del Presidente. Lo que en otras ciudades del país se expresa con piquetes y pancartas, aquí toma el cauce de palos y piedras.

Referentes de diversos sectores consultados por LA NACION coinciden en que el clima de beligerancia es obra de los “antisistema”: no solo mapuches radicalizados, sino activistas que se mueven por fuera de estructuras formales de partidos, gremios o agrupaciones ambientalistas. Abrazan grandes causas, como la megaminería, el agua y la titularidad de la tierra. No son muchos, advierten, pero sí organizados y violentos.

“Lo que se ve en la Cordillera son anarquistas y trotskistas, con los cuales es muy difícil entablar diálogo o negociaciones –dice Alberto Weretilneck, senador nacional y exgobernador de Río Negro–. La RAM directamente no reconoce al Estado argentino y a ninguna de sus autoridades”. Entre las primeras víctimas del ataque a la parroquia de El Bolsón estuvo una bandera argentina, arrancada del mástil y cubierta con pintura roja.

Es una zona de “conflictos complejos”, afirmó el lunes en Neuquén la ministra de Seguridad, Sabina Frederic.

Miguel Pichetto, exsenador por Río Negro, sostiene que “la Patagonia está en riesgo de fragmentación y disgregación por el avance desatado de procesos anárquicos que no se sabe cómo pueden terminar”.

Extremismo mapuche

Se sabe, sí, cuándo empezó el desafío del extremismo mapuche, cabeza de playa de una metodología que ahora es moneda corriente: la usurpación por parte de la comunidad Lafken Wincul Mapu, en 2017, de un predio de la Administración de Parques Nacionales sobre la mítica ruta 40, frente al lago Mascardi, a 35 kilómetros de Bariloche. En el edificio principal, que había sido hotel, iba a funcionar la Escuela de Guardaparques. En la entrada colgaron un cartel: “Territorio mapuche recuperado”. Todos los intentos por retomar el predio, incluso con despliegue de tropas y tanquetas, terminaron en fracaso. A lo sumo 20 personas pudieron más que el Estado argentino. Hoy viven a metros de allí en una construcción precaria semioculta en la espesura del bosque. Se procuran recursos talando árboles que después venden como leña. El edificio fue progresivamente saqueado, vandalizado e incendiado. El martes, una nueva columna de humo se desprendía de sus techos.

A esa usurpación le siguieron muchas otras. Una de las más emblemáticas fue, en abril del año pasado, la del complejo Hueche Ruca (Casa de Jóvenes), del Obispado de San Isidro, también en Mascardi. El cuidador del predio se enteró de que algo pasaba cuando le cayó encima una montaña de piedras. El Obispado apeló a la Justicia, que ordenó el desalojo; el fallo fue confirmado en cuatro instancias sucesivas, pero el complejo de 20 hectáreas sigue en poder de la comunidad Lafken Wincul Mapu, liderada por “Machi” Betiana Colhuan, de 19 años. “La Iglesia se resiste a forzar el desalojo porque quiere evitar que allí corra sangre”, explica Ernesto Saavedra, un abogado de Bariloche que patrocinó al Obispado de San Isidro. Dice que, a estas alturas, de Hueche Ruca queda poco y nada.

La misma suerte corrieron, cerca de allí, instalaciones de Gas del Estado y casas, galpones, maquinarias y autos de particulares: todo reducido a escombros y cenizas. El héroe de los que resisten la avanzada es Diego Frutos, que perdió su casa en Mascardi y terminó en un hospital después de ser golpeado por encapuchados, pero sigue presentando batalla y graba fogosos videos que se viralizan en las redes sociales.

Protección del Estado

“El problema es que la RAM tiene protección del Estado y además está asesorada por abogados que son elementos residuales de los años 70, como Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía [exjefes Montoneros, radicados en el sur]. Aprovecharon que hay sectores mapuches con necesidades no satisfechas y potenciaron sus reclamos”, apunta Saavedra, cuya casa también fue blanco de ataques mapuches.

Weretilneck no cree que Vaca Narvaja y Perdía jueguen un papel relevante. “Ellos no son antisistema; son parte del sistema. A la RAM, el principal asesoramiento le viene de Chile”. En ese país, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) es el brazo armado de la reivindicación mapuche y una suerte de hermana mayor de la RAM.

Para Sergio Capozzi, vicepresidente del Pro en Río Negro, no solo hay debilidad del Estado, sino complicidad. “El gobierno nacional hoy de hecho protege a los mapuches radicalizados a través del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas [INAI, dependiente del Ministerio de Justicia], comandado por Magdalena Odarda, que les ha reconocido derechos de propiedad e incluso los apoya logísticamente”.

Odarda, una abogada cordobesa radicada en Viedma que desde la Coalición Cívica alcanzó una banca en el Senado, en 2017 dejó la agrupación de Lilita Carrió y constituyó un nuevo partido que se alió con el kirchnerismo. Su segundo en el INAI es Luis Pilquimán, mapuche, sorprendido meses atrás cuando trasladaba en un auto oficial a una familia al asentamiento de Villa Mascardi.

“Pero ojo, no nos confundamos: cuando hablamos de los mapuches que desafían al Estado estamos hablando de no más de seis familias”, dice Capozzi. En la misma línea, Weretilneck apunta que en Río Negro hay 61 comunidades de ese origen y hasta escuelas bilingües. “El 99% de los mapuches están integrados a la sociedad”.

Aun admitiendo que se hable de la región como “un polvorín”, dado el contexto de enorme marginalidad y desigualdad en la periferia de muchas ciudades, Gustavo Gennuso, intendente de Bariloche, también llama a no magnificar el problema. “El análisis que se hace desde Buenos Aires sobrevalua lo que pasa acá. En Mascardi son apenas 10 o 15 personas”.

Las causas de la violencia

En opinión de muchos, si el fenómeno de la violencia no deja de crecer se debe, en primer lugar, a que el Estado se ha mostrado impotente para castigarla. Ni los gobiernos, ni el marco legal, ni la Justicia han sabido ponerle freno. “Se perdió el respeto a las instituciones, a los políticos y a la Justicia, que no penaliza al que viola la ley –dice Oscar Currilén, intendente de El Maitén (Chubut) y exdiputado nacional, de padre mapuche–. El ciudadano común no tiene amparo ante el fenómeno de las usurpaciones. Muchas de las casas que se quemaron en este incendio estaban en terrenos ocupados ilegalmente. Ahora el gobierno se las va a reponer porque, claro, no se puede dejar a la gente en la calle”.

Pichetto sostiene que la muerte del mapuche Rafael Nahuel en noviembre de 2017, durante un enfrentamiento del Grupo Albatros, de la Prefectura Naval, con la comunidad instalada en Villa Mascardi, supuso un antes y un después. “La repercusión de ese caso, que siguió al de Santiago Maldonado, dejó a las fuerzas de seguridad prácticamente inmovilizadas, sin posibilidad de actuar. Les ataron las manos”.

La cuidada estrategia de la RAM, señala Weretilneck, también explica que sus acciones resulten impunes. “Invaden, saquean, destruyen, queman, pero generalmente lo hacen de noche, en la clandestinidad, y no es fácil perseguirlos. Cuando aparecen están encapuchados y sin armas, por lo cual estamos ante la figura de daños o vandalismo, que son delitos o contravenciones de penas chicas y en la mayoría de los casos de jurisdicción provincial, no federal”.

El debate de fondo en esta Patagonia majestuosa, infinita y despoblada sigue siendo la titularidad de la tierra. Ser “dueño” de una propiedad puede significar, aquí, muchas cosas: que se compró cumpliendo todos los requisitos, que hay una habilitación precaria de uso, que fue entregada por algún gobierno pero sin papeles o que es el resultado de una ocupación o una usurpación. A la vera de la ruta 40, cerca de El Bolsón, un cartel dice: “Se venden 20 hectáreas, con título”.

“Para los pueblos indígenas, la tierra es la vida”, ha dicho Pilquimán, el vicepresidente del INAI, que además es miembro del denominado “Parlamento Mapuche”.

“La lucha por la tierra en la Patagonia básicamente se representa como el enfrentamiento entre dos polos, los terratenientes y los mapuches, lo cual hace difícil que se consiga establecer una discusión racional”, dice Cristian Aliaga, periodista y escritor, director del periódico digital El extremo sur.

A veces, los extremos pueden encontrarse. “El 80% de los empleados de las estancias de Benetton [900.00 hectáreas] son mapuches”, apunta Currilén.

Desde una posición cercana a las demandas de las comunidades indígenas, Gonzalo Pérez Álvarez, doctor en Historia y director del Instituto de Investigaciones Históricas y Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia, en Chubut, afirma que aun después de 140 años de la campaña del desierto de Roca sigue imperando en la región la lógica de la conquista. “Pueblos conquistados por el Estado argentino fueron arrasados y nunca se les respetó sus derechos ni hubo políticas de inclusión, lo cual no significa necesariamente que todas las tierras reclamadas por las comunidades mapuches les pertenezcan”. Los militantes de esa causa, dice, “son pocos, pero en algunas ciudades tienen mucho apoyo social”.

Gennuso afirma que subsiste en la sociedad mucho racismo contra los pueblos originarios. “Yo no puedo ser hipócrita porque oigo cuando algunos los tratan de ´indios de mierda´”.

La gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, no está de acuerdo con que se hable de una región conflictiva en la que impera la violencia, y de hecho no quiso abordar el tema. “Hay hechos puntuales, muy específicos. Hagan ustedes la interpretación que les parezca”. Los intentos de LA NACION para entrevistar al gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, fueron infructuosos.

El voraz incendio de la semana pasada, con varios focos simultáneos que solo se explican por una acción deliberada, dejó un saldo de tres muertos y 8000 hectáreas devastadas. En la Patagonia andina, la historia se está escribiendo con sangre y fuego.

“La Divina Comedia es un viaje celestial”

Hace unos días Massimilla, una joven mujer del Veneto, en el noreste de Italia, festejó en las redes sociales el cumpleaños de Grappa, uno de sus tres Golden Retriever. Un posteo como tantos otros, que debería pasar desapercibido. Pero hay un detalle: Massimilla es la hija mayor de Pieralvise Serego Alighieri, cuyo antepasado directo es Dante Alighieri.

Para ella, 2021 es un año especial, dado que se conmemoran los siete siglos de la muerte de Dante Alighieri, el creador de La Divina Comedia. Nacido en Florencia en 1265, Dante falleció en Ravenna, donde está sepultado, en 1321.

Confinada en su casa por la crisis sanitaria, la “representante” (como su hermana menor, Marianna) de la XXI generación descendiente del “poeta sublime” de Italia, sigue haciendo la vida de todos los días, sin olvidar el cumpleaños de sus perros o atender a los medios. Con gran modestia y entremezclando el humor con el rigor que impone el tema, Massimilla conversó con PERFIL vía Zoom desde Valpolicella, región a dos pasos de Verona y del Lago de Garda en la que se producen excelentes vinos y donde desde hace siglos están radicados los Serego Alighieri.

—¿Cuál es su Dante preferido, el poeta, el político, el creador de la lengua italiana, el hombre que marcó un período histórico?

—Diría el de la historia, quizá porque me interesa comprender qué es lo que ocurría en esa época, entender por ejemplo por qué escribió lo que escribió o las razones por las que debió exiliarse de Florencia. Por otro lado, en gran parte el Dante, tanto poeta como político, depende en la globalidad precisamente del período histórico en el que vivió.

—¿Estaba preparada para todo lo que está ocurriendo en Italia con la conmemoración de los 700 años de la muerte de Alighieri, las mil iniciativas organizadas, los libros publicados, etc.?

—Sí, lo estaba, y considero justo que mi antepasado sea celebrado dignamente. También es cierto que algunas iniciativas son más admirables que otras. Muchos historiadores o escritores han publicado libros, que poco a poco estoy intentando leer. Por otra parte, nosotros estamos promoviendo algunos proyectos. Mis padres impulsaron la que considero una de las mejores ideas: el broche conmemorativo que un reconocido designer y amigo de familia, Cleto Munari, creó a partir de un dibujo de otro gran artista italiano, Mimmo Paladino.

—En la Argentina es conocida la admiración que Jorge Luis Borges tenía por “La Divina Comedia”, a la que consideraba como una obra perfecta, el mejor libro creado por la literatura. Y algunos críticos han notado la profunda influencia de Dante en el escritor.

—Es cierto, tal cual dice Borges, que La Divina Comedia representa un viaje celestial y que todo lo abarca porque Dante imaginó escribir semejante obra partiendo del Infierno hasta llegar al Paraíso. No sé en qué momento Borges dijo esa frase, pero creo que sería algo correcto en cualquier momento, incluso hoy. Diría más, es una obra actual en cualquier época que se tome en cuenta. Y quizá podamos decir que “todo lo abarca” precisamente por su actualidad.

—Dante recorrió Italia a lo largo y a lo ancho y vivió en numerosas ciudades. ¿Cuál de ellas prefiere?

—Si tomamos en cuenta las tres ciudades claves de su vida (Florencia, Verona y Ravenna), creo que por razones, digamos, “patrióticas” mi preferida es Verona. Sin embargo, pienso que la que lo celebra mejor es Ravenna, donde hay una auténtica devoción por él. Lo recuerdan no solo en este 2021, en Ravenna todos los años hay un poco de Dante.

—¿Que piensa del hecho de que una obra literaria tan compleja se enseñe en los colegios italianos a estudiantes que son aún muy jóvenes para poder comprenderla?

—En Italia se empieza a estudiarla a partir de los 16 años. A menudo me invitan a participar en encuentros sobre Dante junto a importantes estudiosos, que saben mucho más que yo. Uno de esos profesores afirma que la Comedia no está bien enseñada porque se la lee toda junta y que sería mejor leerla por partes. Podríamos entonces concentrarnos en los fragmentos más sublimes, porque indudablemente –digamos la verdad– hay algunas secciones que son menos fáciles de soportar. Es una idea que me dejó pensando, podría ser la solución indicada.

—¿Cómo le iba a usted en la escuela con las clases sobre Dante? ¿Era fácil o difícil?

—Uyyy, para mí fue una pesadilla, siempre me interrogaban en clase, obviamente mucho más que a los otros alumnos. Le cuento una anécdota: el director del colegio al que fui era un “adicto” de Dante, por lo tanto se le ocurrió dar dos cursos diferentes, uno de literatura italiana y el otro separado solo sobre La Divina Comedia. Puede imaginar la alegría de mis compañeros de clase por este “plus” en el estudio…

—Su familia produce vinos, entre los cuales hay uno muy prestigioso, el Amarone. ¿Esta actividad está vinculada de alguna manera a Dante?

—Sin duda hay un nexo con la historia de la producción agrícola de mi familia. Estamos en Valpolicella desde 1335 y por otro lado, si nos remontamos a los siglos pasados, el vino es una parte importante en la vida de esta región. El vínculo es la historia, tal cual lo es para toda Italia, un gran productor vitivinícola. Quizá lo que nos falta a nosotros los italianos es precisamente la comunicación de la historia que hay detrás de cada botella de vino.

—Uno de los aspectos que más se recuerdan en la conmemoración de Dante es que es el “papá” de la lengua italiana.

—Es un tema realmente clave y estos homenajes son un honor. La actualidad de la que hablábamos antes testimonia el hecho de que muchas de las palabras del italiano que utilizamos provienen de La Divina Comedia. Entre las tantas iniciativas de este año, quiero subrayar una promovida por la Accademia della Crusca, que investiga e impulsa la lengua italiana: para recordar a Dante, la Accademia está publicando cada día a las 12 en las redes sociales una palabra, y su significado, tomada de La Divina Comedia. Es una iniciativa lindísima que me sorprende: la verdad, no sabía que tantas de las palabras que utilizamos a diario vienen de la Comedia.

—¿Cuál es entonces su palabra preferida del poema?

—¿Una sola? Diría más bien dos, “amor” y “estrellas”, juntas. Muchos de los más expertos “dantistas” coinciden en que precisamente esos dos términos son los que llevaron a Dante a escribir una obra como La Divina Comedia.  Y la verdad, yo no sabría cuál poner primera en ese ranking.

Martino Rigacci (publicado por Perfil.com el 20/03/2021)

Fuente: “La Divina Comedia es un viaje celestial” | Perfil

Las misiones de rescate naufragan en el Mediterráneo central

La imagen de cientos de ataúdes dispuestos en un hangar del aeropuerto de Lampedusa (Sicilia) en octubre de 2013 conmocionó a la opinión pública italiana, que durante años había ignorado el drama migratorio frente a sus costas. En los naufragios de los días 3 y 11 de aquel mes perdieron la vida más de 390 personas y el Gobierno del entonces primer ministro Enrico Letta —aupado de nuevo ahora al liderazgo del Partido Democrático— decidió poner rápidamente en marcha una ambiciosa operación de salvamento marítimo bautizada como Mare Nostrum. En tan solo un año de vida, la misión logró rescatar a 150.000 personas en el Mediterráneo central, pero su elevado coste —300.000 euros al día— y la falta de apoyo de otros países —el Reino Unido, entre otros, llegó a criticar el supuesto efecto llamada del programa— llevaron a su fin en 2014. Desde entonces no ha habido ninguna iniciativa comparable, ni en recursos ni en objetivos, en la ruta más transitada y letal hacia Europa.

Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), asociada a Naciones Unidas, desde 2015 hasta la fecha, 18.226 personas han muerto en aguas del Mediterráneo, 14.374 de ellas en la ruta central. El pasado martes, el mismo día que la comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatović, publicaba un informe en el que califica de “deplorable” la situación de los migrantes en el mar, 39 personas fallecían ahogadas en sendos naufragios frente a las costas de Túnez. El documento, muy crítico con la política de los Estados miembros, señala que la progresiva retirada de los buques militares, el bloqueo al trabajo de las organizaciones humanitarias y el retraso en los desembarcos han socavado la integridad de los sistemas de rescate.

“Necesitamos una mejora de la corresponsabilidad en la búsqueda y el salvamento marítimo”, dice por teléfono el enviado especial para el Mediterráneo central del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (Acnur), Vincent Cochetel. “Estos días hemos visto cómo las autoridades tunecinas rescataban varios barcos procedentes de Libia, es bueno que ellos se estén comprometiendo, pero deben hacerlo más países”.

A su cierre en 2014, la misión Mare Nostrum fue sucedida por la operación Tritón. Esta iniciativa liderada por Frontex, la agencia de fronteras de la Unión Europea, tenía como mandato apoyar a Italia en las labores de vigilancia de sus lindes y también en la búsqueda y salvamento en el Mediterráneo central. Pero si la misión italiana contaba con un presupuesto de nueve millones de euros al mes, Tritón apenas alcanzaba un tercio, 2,9 millones mensuales. La operación fue sustituida en febrero de 2018 por Themis, con un planteamiento similar aunque más enfocada en el control de la delincuencia transfronteriza. Durante la crisis migratoria de 2015 y 2016, 1,3 millones de personas cruzaron el Mediterráneo y más de 9.200 murieron en su intento por llegar a Europa. En los últimos cinco años, Frontex ha ayudado a rescatar en ese mar a algo más de 350.000 personas, 141.600 de ellas en el Mediterráneo central. Los datos publicados por la Comisión Europea elevan la cifra —hasta febrero— a 267.223. La diferencia se explica porque en el área de operación de Themis, 125.600 migrantes habrían sido socorridos por autoridades nacionales y ONG. La agencia también lidera otras dos misiones en el Mediterráneo: Poseidón en la frontera marítima de Grecia con Turquía, donde su labor se ha visto salpicada por la presunta implicación en las devoluciones irregulares de migrantes, e Indalo entre Marruecos y España.

En paralelo al trabajo de Tritón, la UE lanzaba en 2015 la operación militar Sophia, que con medios marítimos y aéreos tenía el encargo de luchar contra las redes de tráfico de personas. Esta iniciativa “fue parte esencial del trabajo de la Unión para mejorar la seguridad y la estabilidad marítimas en general en el Mediterráneo central. Contribuyó a reducir el número de cruces mortales, permitió la captura de presuntos contrabandistas, neutralizó los buques y capacitó a los guardacostas libios”, destaca Peter Stano, portavoz de la UE. La realidad es que las labores de rescate no formaban parte de su mandato, pero sus buques tenían la obligación de asistir las llamadas de socorro que recibían en los patrullajes. Hasta 2018 la operación auxilió a 45.000 personas, pero con la llegada de la ultraderechista Liga al Gobierno italiano en marzo de ese año comenzaron los problemas para llevar los barcos a puerto, se frenaron los rescates y en 2019 la misión prescindió de sus buques.

Prácticamente finiquitada desde entonces, Sophia desapareció por completo en marzo de 2020 y vio la luz la operación Irini, un programa cuyo mandato específico es hacer cumplir el embargo de armamento hacia Libia, país sumido en el conflicto desde la caída de Muamar el Gadafi, en 2011. En su misión, los barcos no han practicado nunca un rescate, pues operan en un área lejos de las rutas migratorias habituales y próxima a las del contrabando de armas.

Según denuncia el informe del Consejo de Europa, hay una tendencia a sustituir los medios marítimos por la vigilancia aérea, también en los operativos de Frontex, lo que se traduce en que los aviones pueden identificar una embarcación, pero no rescatar a las personas en peligro. La información recopilada por estas aeronaves, drones y satélites de los países y las agencias de la UE se comparte con las autoridades pertinentes, incluidas la Guardia Costera de Libia, que acaba interceptando las embarcaciones y las devuelve a puertos inseguros donde se vulneran los derechos humanos.

Cerco a las ONG

A la vez que los Estados disminuyen sus efectivos en el mar, las autoridades continúan poniendo trabas al trabajo de las ONG. En Italia, las embarcaciones son sometidas a estrictos controles y las organizaciones denuncian un bloqueo administrativo. Hay sanciones por llevar pan congelado a bordo, porque la actitud de la tripulación en un simulacro de incendios no es “la adecuada” o por transportar demasiados chalecos salvavidas, comentan. Con la salida del Gobierno del ultraderechista Matteo Salvini, quien ocupaba el puesto de ministro del Interior, cambió el discurso de criminalización radical contra las ONG, pero no el fondo de las políticas, afirma Marco Bertotto, responsable de Asuntos Humanitarios de Médicos Sin Fronteras en Italia. “Seguimos viendo, desde el Ejecutivo, un sentimiento de falta de colaboración y de comprensión de nuestro papel. Si bien se ha reducido la cuantía de las sanciones que nos impuso Salvini, estas no han desaparecido. A la vez, las condiciones para llevar a cabo las operaciones en el mar se endurecen”, señala.

Durante los primeros meses de la pandemia, la organización catalana Proactiva Open Arms fue la única autorizada por el Gobierno italiano para rescatar y desembarcar en sus puertos a las personas auxiliadas. La ONG tuvo que adaptarse al estricto protocolo anticovid y realizar pruebas a todo el personal rescatado. “Si bien ahora las facilidades para desembarcar son mayores y se hace más rápido, las autoridades nos obligan a estar parados 14 días en cuarentena, por lo que al final sobrepasamos los períodos anteriores a la pandemia, cuando tardaban cinco, seis o siete días en asignar un puerto”, afirma Òscar Camps, fundador de la organización. El pasado viernes, horas antes de que el Open Arms volviese a partir de nuevo, ningún barco de ONG patrullaba el Mediterráneo central.

Bertotto y Camps coinciden sobre la conveniencia de recuperar una operación como Mare Nostrum, aunque esa intención no esté esbozada en los planes de ningún Gobierno europeo. Camps destaca, por ejemplo, la labor “muy digna” de Salvamento Marítimo en España, fundamentalmente en el Atlántico. Por su parte, Cochetel apunta: “La UE debería hacer más en general, pero también tendría que ayudar a los demás países a hacer más. Vemos a muchas personas salir de Marruecos o Senegal, embarcarse en un viaje muy peligroso y esa gente no debería tener que abandonar su país”. Y desliza: “Tenemos que trabajar en varios frentes, no es solo el rescate en el mar, hay que crear oportunidades para los jóvenes en los países de origen”.

Paula Chouza (publicado por El País el 15/03/2021)

Fuente: Migrantes: Las misiones de rescate naufragan en el Mediterráneo central | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)

La romántica y aventurera vida de Giuseppe Garibaldi, el “héroe de dos mundos” que unificó Italia y luchó en Sudamérica

“No hay ningún caso en el que la aparición de un personaje público en Gran Bretaña, nativo o extranjero, haya producido un entusiasmo más profundo o más universal”. Así comentaba el corresponsal en Londres del diario The New York Times la llegada a Londres, el 16 de abril de 1864, de un italiano de unos cincuenta años, con una mirada carismática, una barba que le adornaba el rostro ovalado y un llamativo poncho colorado.

En otra crónica del evento, un periodista del periódico The Guardian recalcaba cómo para ver a ese popular personaje se habían congregado en el centro de la capital británica miles de personas que vitoreaban su nombre: “¡Garibaldi! ¡Garibaldi forever!”El carruaje que transportaba al general de la estación de trenes de Nine Elms a la residencia Lancaster, donde era invitado de honor de los duques de Sutherland, tardó más de cinco horas en recorrer la distancia de menos de cuatro kilómetros. “La aristocracia rivalizaba con la plebe”, comentaba The New York Times, “y los hombres de la más alta posición oficial se enorgullecían de dar la bienvenida al revolucionario de camisa roja”.

No era la primera vez que Garibaldi despertaba pasiones en Reino Unido. Ya había visitado la isla unos años antes y a raíz de ese viaje se comercializó una galleta con su nombre y el recién fundado equipo de fútbol del Nottingham Forest decidió adoptar el rojo para sus camisetas, en honor a las tropas del general italiano. “Fue como si hoy U2 o Bruce Springsten salieran a la calle”, comenta a BBC Mundo el historiador Carmine Pinto, director del Instituto para la Historia del Resurgimiento Italiano en Roma.

160 años después de aquellas visitas, tanto la galleta como los uniformes siguen existiendo, y el mito de Garibaldi, el “héroe del viejo y del nuevo mundo”, tal como lo bautizó el escritor francés Alejandro Dumas, sigue prácticamente intacto. “Garibaldi encarna a la perfección al héroe romántico del siglo XIX, con su lucha idealista en las causas nacionales, su carisma y su liderazgo”, añade Arianna Arisi Rota, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Pavía. “Y en su vida cabe todo el siglo XIX”.

Ciudadano del mundo

Giuseppe Garibaldi nace en 1807 en Niza, que en esos años pertenecía a Francia, en una familia de marineros de Génova, por aquel entonces el puerto principal del Reino de Cerdeña. Empieza muy joven a trabajar como grumete y marinero en barcos comerciales que surcan el Mediterráneo y el mar Negro. En esos años entra en contacto con las ideas políticas reformistas que inflamaban la Europa del siglo XIX.

En 1833 Garibaldi tenía 26 años y estaba a punto de poner rumbo a Rusia desde el puerto de Marsella con su barco mercantil llamado “Clorinda”. En aquella época, Costantinopla, la capital de Turquía, era refugio de exiliados políticos europeos y allí pararía el “Clorinda” para desembarcar a trece pasajeros, seguidores de las teorías socialistas del filósofo Henri de Saint-Simon. Durante esa travesía por el Mediterráneo, el líder de ese grupo, Emile Barrault, ilustró a Garibaldi sobre algunas de las ideas por las que abogaban: el pacifismo, el igualitarismo, la paridad entre hombres y mujeres y el amor libre.

Años más tarde, Garibaldi explicaría a Dumas, quien redactaría las primeras “Memorias” del general italiano, cómo un concepto de Barrault fue particularmente decisivo para su formación política. “El hombre que defiende a su país o que ataca a otro país no es más que un soldado, misericordioso en la primera hipótesis, injusto en la segunda”, le contó Garibaldi al autor de la novela “El conde de Montecristo”. “En cambio, el hombre que, volviéndose cosmopolita, adopta la humanidad como patria y va a ofrecer su espada y su sangre a todo pueblo que lucha contra la tiranía es más que un soldado: es un héroe“.

A bordo de ese barco, “bajo un cielo estrellado y sobre un mar cuya brisa parece llena de generosas aspiraciones”, como apuntaría en sus memorias, Garibaldi entendió que quería ser ese héroe y dedicaría el resto de su vida a conseguirlo. De regreso a Italia, se afilió al grupo de La Giovine Italia (La Joven Italia), una sociedad secreta formada para promover la unificación fundada por otro patriota genovés, Giuseppe Mazzini. Garibaldi participó en un intento insurreccional en Génova, pero la expedición fracasó y se vio obligado a refugiarse en Marsella, donde le llegó la noticia de que lo habían condenado a muerte.

Corsario en la Revolución Farroupilha en Brasil

Siguió viajando por el Mediterráneo con un nombre falso, hasta que en 1836 puso rumbo a Río de Janeiro. En Brasil, Garibaldi empezó a comerciar con pasta, consolidó su formación política, formó parte de la Masonería y entró en contacto con Bento Gonçalves da Silva.

Este había sido nombrado presidente de la República del Río Grande, aunque en ese momento estaba detenido por haberse rebelado contra el gobierno imperial brasileño. De hecho, su arresto desencadenó la Revolución Farroupilha, también conocida como la Guerra de los Farrapos (1835-1845) en las entonces provincias de Río Grande del Sur y Santa Catarina (República Juliana), en el sur de Brasil.

En 1837, Garibaldi, “cansado de arrastrar una existencia inútil”, como explica en una carta a un amigo, consiguió una patente de corso por parte de Gonçalves da Silva y luego comandó su flota de guerra contra la armada brasileña. “El aporte de Garibaldi fue fundamental bajo dos puntos de vista”, explica la historiadora Maria Medianeira Padoin, profesora de la Universidade Federal de Santa Maria, en Rio Grande do Sul.

“Por un lado aportó sus conocimientos militares, empleando tácticas eficaces de combate en el agua, tanto en el mar como en el río, y contribuyendo a la formación de los astilleros militares de la zona”. “Por el otro”, sigue Medianeira Padoin, gracias a “su personalidad carismática difundió sus ideales de igualdad y de lucha por la libertad”. Durante los cuatro años en los que combatió en la Revolución Farroupilha, Garibaldi fue capturado y torturado, sufrió un naufragio y conoció al que sería el amor de su vida, Anna Maria Ribeiro da Silva, “Anita”.

“La de mis bisabuelos fue una historia muy romántica“, comenta Annita Garibaldi Jallet, historiadora y presidenta de la Associazione Nazionale Veterani E Reduci Garibaldini de Italia. Anita tenía 18 años y estaba casada cuando se enamoró del guerrillero italiano. Abandonó a su marido, empezó a vestir ropa masculina para poder montar a caballo y peleó junto a Garibaldi en todas las campañas militares en tierras brasileñas. Lograron casarse en 1842 y tuvieron tres hijos: Menotti, Teresita y Ricciotti, el abuelo de Anita Garibaldi Jallet.

La consagración militar en Uruguay

Hacia 1841 Garibaldi dejó de combatir en la Revolución Farroupilha y se asentó en Montevideo, Uruguay, donde residía una numerosa comunidad de exiliados y emigrantes italianos. Al cabo de poco se involucró en la Guerra Grande, un largo y complejo conflicto entre el general Fructuoso Rivera y el entonces presidente uruguayo, Manuel Oribe, aliado de los federales argentinos liderados por el caudillo Juan Manuel de Rosas.

El conflicto trascendió las repúblicas platenses y contó con la intervención diplomática y militar de Brasil, Francia y del Imperio británico, además de la participación de fuerzas extranjeras. Garibaldi tomó partido por Rivera y creó la Legión Italiana, que bajo su liderazgo obtuvo victorias en Colonia del Sacramento, Gualeguaychú, en la defensa de Montevideo y en la batalla de San Antonio, en el departamento de Salto.

Sin embargo, matiza Mario Etchechury, Investigador del ISHIR, Conicet de Rosario, en Argentina, “tratándose de una guerra civil, Garibaldi fue considerado un héroe del Partido Colorado, antes que de toda la nación, durante mucho tiempo”. “El hecho de que el primer monumento autorizado en Montevideo, junto con el del prócer José Artigas, fue al mismo Garibaldi”, sigue Etchechury, “se justifica por un lado por su importancia y, por el otro, porque aquel año gobernaba el mismo Partido Colorado, que aún hoy en día conserva en su sede un retrato del italiano”.

Además de por su arrojo en combate, la Legión Italiana se caracterizaba por un elemento que en breve irrumpiría en el imaginario popular como símbolo de valentía y entrega a las causas patrióticas: sus camisas rojas. Según varios historiadores, es probable que el emblema característico de las tropas de Garibaldi se debiera a un cargamento de telas rojas destinado a los trabajadores de los saladeros de Montevideo que el general italiano compró a bajo coste para vestir a sus soldados. “De la experiencia en Sudamérica Garibaldi se llevó seguramente la conciencia de ser un comandante carismático y las tácticas de guerrilla que emplearía eficazmente en las batallas en suelo italiano durante los años siguientes”, añade Medianeira Padoin.

Pero la formación de Garibaldi en el “Nuevo Mundo” no fue solo política y militar. En sus memorias cuenta cómo le cautivaron las inmensas praderas de las Pampas y la forma libre e independiente de vivir de sus habitantes, los gauchos. En ellos veía posiblemente la encarnación de sus ideas de libertad popular y sus capacidades de resistencia, su coraje y su frugalidad fueron una inspiración para sus campañas militares en Italia. Fue en esos años cuando, junto con el emblemático uniforme, nació el mito del “héroe de dos mundos” y la fama de Garibaldi empezó a circular también en Europa.

“O hacemos Italia o morimos”

Con la llegada del nuevo Papa Pío IX se proclamó la amnistía para que los exiliados italianos volvieran a su patria. Garibaldi regresó así con su familia y algunos de sus compañeros de lucha en América. Participó en varias batallas de la primera guerra de independencia contra el Imperio austrohúngaro (1848-1849) y luego en la defensa de la República de Roma contra los franceses (1849).

“Esos fueron los episodios que lo convirtieron mediáticamente en una estrella del romanticismo de la época”, explica el historiador Carmine Pinto. “Si bien las batallas habían fracasado militarmente, sus ideas habían ganado la guerra de las ideas“. Durante la huida de Roma, Anita murió de malaria en los brazos de Garibaldi, quien en los meses siguientes decidió emprender rumbo hacia América.

Fue primero a Nueva York, donde trabajó en una fábrica de velas, luego hacia el Caribe y Perú, donde se ocupó del comercio de guano entre el puerto de Callao y China. A mediados de los años 50 volvió a Europa y en 1859 ganó varias batallas decisivas en la segunda guerra de independencia italiana (1859) con su ejército de voluntarios llamado Cazadores de los Alpes. Pero fue al año siguiente cuando su fama de estratega militar alcanzó la cumbre, con la llamada Expedición de los Mil. La también conocida como expedición de los camisas rojas consistió en un contingente de mil ochenta y nueve voluntarios que partió de la playa de Quarto, cerca de Génova, y desembarcó en Sicilia.

En pocos meses conquistó todo el Reino de las Dos Sicilias, patrimonio de la Casa de Borbón, lo cual llevó a su disolución y anexión por parte del Reino de Cerdeña, un importante paso en la creación del Reino de Italia. Con el encuentro entre Giuseppe Garibaldi y el rey Víctor Manuel II en Teano, cerca de Nápoles, el 26 de octubre de 1860, se concluye la Expedición de los Mil. Seis meses después, el 17 de marzo de 1861, el rey proclamó el nacimiento del Reino de Italia y Garibaldi se consagró definitivamente como patriota.

Un mito en vida

En los años siguientes Garibaldi participó en otras batallas: para la liberación de Roma (1862), que seguía formando parte del Estado Pontificio; en la Tercera guerra de independencia (1866), y a favor de la república francesa contra las tropas prusianas (1871).

Dos años antes de su visita a Londres, el presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln, desesperado por las derrotas causadas por el ejército confederado durante la guerra civil estadounidense, ofreció el mando de las fuerzas del norte al general italiano. Garibaldi le contestó que estaba dispuesto a aceptar su oferta, pero con una condición: que el objetivo declarado de la guerra fuera la abolición de la esclavitud. Pero en esa etapa, Lincoln aún no estaba preparado para hacer tal declaración, por temor a empeorar una crisis agrícola, y el trato con Garibaldi nunca se concretó.

En los últimos años de su vida alternó la actividad política con el retiro en la pequeña isla de Caprera, donde murió el 2 de junio de 1882. Durante los 75 años de su vida fue detenido nueve veces por la policía de distintos países y condenado a muerte por el Reino de Cerdeña. Fue asaltado por piratas y herido de gravedad varias veces en batalla. Integró varios Parlamentos y fue general de varios ejércitos. Se casó tres veces y tuvo al menos ocho hijos. Escribió novelas, poemas y varias memorias. Pero, sobre todo, se convirtió en un pilar inquebrantable de la retórica patriótica italiana: aún hoy el de Garibaldi es segundo en la lista de los nombre más comunes de calles y plaza en Italia, solo superado por el de Roma.

“El de Garibaldi es un caso único en el mundo de construcción del mito en vida“, comenta Arisi Rota, autora del libro “El Risorgimento. Un viaje político y sentimental a la unidad de Italia”, que pronto será traducido al castellano. “En el imaginario popular se convierte en un ícono cristológico. Había hasta figuritas que lo representaban crucificado”.

Las presuntas controversias

En los últimos años, sin embargo, la opinión pública italiana se ha visto envuelta en una lectura no canónica del Risorgimento por parte de algunos periodistas que niegan la retórica patriótica que acompaña el proceso de unificación italiana y sus protagonistas.

El periodista Pino Aprile publicó en 2010 un ensayo llamado provocativamente Terroni (la manera despectiva con la que son apodados los italianos del sur), que se ha vuelto un best-seller en el país europeo. La tesis de Aprile es que la unificación de Italia dañó al sur y convirtió a sus habitantes en italianos de segunda categoría. “Al sur de Italia le han hecho lo que los españoles hicieron en la conquista de Latinoamérica”, afirma Aprile a BBC Mundo.

“Garibaldi era un hombre complejo, de su tiempo, y seguramente tenía el ardor de lograr la unidad de Italia”. “Pero”, añade Aprile, “¡también fue un tipo muy listo! No solo se empleó en el tráfico de esclavos entre China y Perú, también luchó por los intereses de los poderosos a costa del pueblo y por ello acumuló enormes fortunas personales”. Las tesis de Aprile, sin embargo, han sido acusadas de tener poco o nulo fundamento por gran parte de la comunidad académica y también los historiadores italianos consultados por este reportaje han calificado sus tesis de “no creíbles”.

“A algunos Garibaldi les parecerá un héroe, mientras que otros no estarán de acuerdo con sus ideas y sus posiciones”, dice Annita Garibaldi Jellet. “A mí lo que me habría gustado es tener a un bisabuelo de carne y hueso con quien jugar”.

“Italia no puede tener un Gobierno distinto cada año; lo pagan los ciudadanos”

La tormenta política que ha vivido Italia en los últimos tres años, desde que el Movimiento 5 Estrellas (M5S) ganó las elecciones con el 33% de los votos, lo barrió casi todo. Durante este tiempo ha habido tres Ejecutivos distintos, se desplazó el eje ideológico radicalmente de derecha a izquierda y cambiaron casi todos los ministros. El pasado 14 de febrero se culminó el último gran giro, pasando de aquel Ejecutivo antiestablishment y populista que llegó en marzo de 2018, a uno liderado por el gran banquero europeo de las últimas décadas: Mario Draghi. Pero cuando Italia despertó, el actual titular del Ministerio de Exteriores, Luigi Di Maio (Avellino, 34 años), seguía ahí. El exlíder del Movimiento 5 Estrellas es el único ministro que ha repetido en los tres ejecutivos y hoy, en su faceta más institucional, es ya uno de los veteranos más jóvenes de la política italiana.

Pregunta. Italia suspendió la vacunación de AstraZeneca justo cuando el nuevo Gobierno intentaba acelerar la campaña. ¿Es un contratiempo?

Respuesta. Italia ha adoptado un principio de precaución, pero pidiendo a la Agencia Europea del Medicamento [la EMA, en sus siglas en inglés] que resuelva cuanto antes. La precaución es apropiada porque también ha habido investigaciones judiciales. Pero no debemos perder en absoluto la confianza en las vacunas. Son la única salida a esta crisis y están funcionando. Además, no hemos frenado la campaña, hay otras empresas.

P. ¿Cuál es el objetivo?

R. Todos los italianos que quieran vacunarse podrán hacerlo de aquí a agosto. Y para finales de septiembre se alcanzará la inmunidad de rebaño.

P. ¿Le preocupa que Alemania tomase por su cuenta la decisión de frenar la vacunación con AstraZeneca?

R. Europa ha tenido problemas en el tema de las vacunas. No es culpa de nadie, porque Europa somos todos. Si la EMA no coordina a las agencias del medicamento del resto de países, la culpa no puede ser solo de la Comisión. Europa paga la falta de coordinación en temas sanitarios de los últimos 30 años. No hemos sentido nunca la necesidad de hacerlo.

P. A propósito de la descoordinación y de la unilateralidad alemana, parece que el Bundesbank aprieta para que la deuda contraída con el Next Generation EU [el plan de recuperación] recaiga sobre los Estados. Eso sería un drama en Italia.

R. El Next Generation EU fue una gran victoria. Gracias a ello la percepción en Italia de Europa ha cambiado enormemente. El Fondo de Recuperación es el argumento de discusión central para salir de esta crisis. No entro en el debate legítimo de cada parlamento, pero el plan está ya en un estadio tan avanzado que es imposible volver atrás.

P. Italia fue el primero en bloquear un lote de AstraZeneca que salía hacia Australia. Muchos lo vieron como una decisión nacionalista. La amenaza se extiende ahora al Reino Unido.

R. Vivimos un momento en el que la investigación científica del Big Pharma [los grandes laboratorios farmacéuticos] ha logrado conseguir en tiempo récord la vacuna. Pero esas empresas son quienes deciden el número de dosis que dirigen a los países que lo necesitan. Así que si hay una producción de AstraZeneca en nuestro territorio y esa empresa no está cumpliendo con el trato al que llegamos y las manda a un país que no tiene dificultades, es justo que lo frenemos. Siempre aplicando un reglamento europeo. No es un acto hostil contra Australia y vale para cualquier empresa de fármacos.

P. Italia ha tenido tres gobiernos en tres años de legislatura, donde se ha pasado de un ejecutivo antiestablishment a uno con el gran banquero de Europa.

R. Cambiar un Gobierno cada año significa que el modelo institucional no funciona. En la próxima legislatura debemos abrir una reflexión sobre la estructura institucional. No puede haber un Ejecutivo cada año, porque lo pagan los ciudadanos, el país entero, al cambiar el interlocutor. Ahora Italia tiene un líder de prestigio como Draghi y un Gobierno sólido.

P. Usted es el único ministro que ha sobrevivido a los últimos tres gobiernos. Más que el exlíder del M5S, parece la reencarnación de la Democracia Cristiana.

R. Hay personajes de la Democracia Cristiana que han hecho historia. No soy de los que se ofende cuando oye el nombre de ese partido. Dicho eso, estos gobiernos tienen un hilo conductor: el tema de la inclusión social y el de la transición ecológica, que ha sido cada vez más central.

P. ¿Italia tiene hoy un Gobierno mejor que hace tres meses?

R. Eso presupondría una elección. Pero es que los dos gobiernos anteriores no cayeron por una decisión conjunta. El primero lo tumbó Matteo Salvini [la Liga] y el segundo, Matteo Renzi [Italia Viva]. Y mire, era algo esperable. Recordará que yo era muy escéptico a la hora de hacer el Gobierno Conte II. También lo era Nicola Zingaretti. Sabíamos que Renzi tendría la golden share [acción de oro] sobre el Ejecutivo.

P. ¿Imaginaba que haría esto?

R. Sabíamos muy bien quién era Renzi. Siempre dije a todos: “no penséis que pasará tres años en el Senado apretando el pulsador en las votaciones”. Se podía dar por descontado. Pero ahora este Gobierno trabaja en equipo.

P. Draghi es el sexto presidente del Consejo que no ha salido de las urnas. ¿Qué impacto tiene en la desconfianza de los ciudadanos?

R. En Italia las fuerzas políticas no aceptan que quien ha logrado más votos pueda ser el primer ministro. Y eso quizá habrá que revisarlo.

P. Los ministros de perfil técnico tienen un peso muy grande en el Ejecutivo. ¿Usted hace de contrapunto con Dario Franceschini, del Partido Democrático, y Giancarlo Giorgetti?

R. Draghi está muy atento a la parte política. Somos conscientes de que en los ministerios donde se debe cerrar el Plan Nacional de Recuperación y Resilencia (PNRR) antes de abril hay perfiles técnicos. Pero hay mucho interés en garantizar una coordinación política. Con Franceschini y Giorgetti hemos trabajado juntos en los pasados gobiernos, y es normal que se creen vínculos. Pero no como contrapunto. Diferenciar entre políticos y técnicos no tiene sentido, porque los políticos necesitan a los unos y los técnicos a los otros. Trabajamos juntos.

P. Parece difícil mantener unidos a todos los partidos.

R. Creo en la responsabilidad nacional. Estamos ya en el tercer confinamiento y este Gobierno ha demostrado que no había una alternativa a las medidas sanitarias que se han tomado.

P. ¿El Gobierno Draghi debe durar poco y blindar reformas o agotar la legislatura?

R. Los gobiernos que caducan como la leche no funcionan. No puede existir un horizonte que no sea el fin de la legislatura. Tenemos etapas muy marcadas: el PNRR para abril, la campaña de vacunación antes de fin de año y, en medio, las reformas importantes como la Administración Pública.

P. Hay un elefante que se cruza en ese horizonte de final de legislatura que es la próxima elección del presidente de la República en 2022. ¿Draghi sería una buena opción?

R. No hablo nunca de esa elección porque hay un presidente en el cargo. Cuando llegue el momento, lo veremos.

P. El argumento que dio Renzi para tumbar el Gobierno de [Giuseppe] Conte fue que había confiado parte de la gobernanza del Plan de Recuperación a una task force [unidad operativa] externa. Ahora vemos que Draghi ha contratado a la consultora McKinsey.

P. El motivo por el que cayó el Gobierno Conte II tiene nombre y apellido: Matteo Renzi. Él mismo se vanagloria de ello y sus razones eran una mera excusa. Dicho eso, tanto el ministerio de Economía como la Presidencia del Consejo han asegurado que no hay valoración ni condicionamiento de los proyectos por parte de McKinsey.

P. ¿Usted cuando se dio cuenta de que el Conte II estaba muerto?

R. Entendí que íbamos por el mal camino después del referéndum para la reducción de parlamentarios en octubre. Subía ya la tensión en el Gobierno… De hecho, yo era uno de los que aconsejó una remodelación para rebajarla. Pero cuando llegamos a diciembre, ya con un fuerte desencuentro, vi que íbamos hacia el final, antes incluso de que Renzi retirase a sus ministras.

P. El Gobierno de Draghi llega en un momento en el que Angela Merkel se retirará y Emmanuel Macron deberá empezar a pensar en clave electoral doméstica. ¿Italia puede convertirse de repente en la referencia europea?

R. Hay un gran reconocimiento de Italia en Europa. Draghi puede ser una figura que en esta fase refuerce Italia, pero no lo vivo de una manera competitiva con Franca y Alemania. Esos países, también muchos otros, han reconocido 209.000 millones del Plan de Recuperación para nuestro país, así que hay una gran consideración hacia Italia más allá de sus gobiernos.

P. ¿Italia no está interesada en alterar el eje francoalemán?

R. Cada vez que Italia ha intentado dividir el eje francoalemán se ha debilitado a si misma. Hay que trabajar entre cuatro, también con España, de la que no se puede prescindir. Especialmente después de la salida del Reino Unido.

P. Hoy el Partido Democrático (PD) es un aliado estratégico y ha dejado de ser el demonio…

R. Eso era cuando el secretario era Renzi [se ríe].

P. Sí, y ahora ha vuelto Enrico Letta. ¿Eso ayudará a las futuras alianzas?

R. Siempre he trabajado bien con él, es una persona en la que tengo mucha confianza. La alianza en entre el PD y el M5S se reforzará. Pero no debe ser solo electoral, hay que mirar a horizontes lejanos para crecer juntos. Los grandes temas sociales debemos afrontarlos juntos. Letta y Guiseppe Conte podrán encontrar campo para el diálogo.

P. En algunos temas, como la ley del Ius Soli, que concedería la ciudadanía a hijos de inmigrantes nacidos en Italia, no están tan de acuerdo.

R. Yo no estoy en contra, pero la Unión Europea está ahora diseñando un pacto para la inmigración y el asilo. Cuando hablamos de ciudadanía, debemos coordinarnos en el ámbito europeo. No es ir contra lo que ha propuesto Letta, pero del mismo modo que no hay coordinación en otros temas europeos, no la hay en este.

P. ¿Usted apoya a Conte como nuevo líder del M5S?

R. Sí, refuerza el atlantismo y el europeísmo del M5S. Está en línea de lo que yo he intentado crear. Y mire, los que han abandonado el M5S a causa de la entrada en el Gobierno de Draghi estaban todavía ligados a una cierta idea del Italexit. El peso de Conte aumentará el prestigio del M5S y terminará el proceso de transformación.

P. El M5S nació como partido antisistema y anticasta. Y usted dijo el otro día que ahora es “moderado y liberal”. ¿Cómo hemos llegado a eso?

R. Desde hace años se intenta clasificar al M5S en estándares o palabras. Pero dicho eso, el Movimiento hoy se está proponiendo como primera fuerza ecologista de Italia con gente de procedencias distintas. Y la síntesis son los objetivos de inclusión social, transición ecológica y justicia social.

Daniel Verdú (publicado por El País el 18/03/2021)

Fuente: Luigi Di Maio: “Italia no puede tener un Gobierno distinto cada año; lo pagan los ciudadanos” | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)

Cien años de Gianni Agnelli, la encarnación del capitalismo italiano del siglo XX

Fue el símbolo del renacimiento económico italiano, admirado y detestado por igual y espejo de las contradicciones de todo un país. Gianni Agnelli —para todos l’Avvocato— fue durante más de medio siglo una de las grandes figuras italianas en el mundo.

Nacido el 12 de marzo de 1921, “el abogado” más famoso de Italia, aunque nunca lo fue, este viernes hubiera cumplido 100 años. Su imagen volvió a ocupar las páginas de los periódicos y los programas de televisión, que recuerdan su vida entre los éxitos, el glamour y las tragedias —los padres muertos cuando era todavía adolescente, un hijo suicida— del hombre que supo lanzar la Fiat al mercado internacional.

Quién fue Gianni Agnelli

Multimillonario, genio, impostor: de Gianni Agnelli (como era llamado para distinguirlo de su abuelo, Giovanni, el patriarca fundador del imperio automotriz Fiat) se ha dicho y escrito de todo. Fue empresario, senador vitalicio, presidente de la patronal italiana, personaje cosmopolita que se codeaba con los más poderosos del mundo, desde Kennedy a Kissinger, embajador del “made in Italy”, conocedor del arte, amante del deporte —su Juventus y la Ferrari por encima de todo— , ícono de estilo admirado e imitado en todo el planeta.

Algunas frases, más o menos famosas, más o menos benévolas, definen mejor que cualquier otra cosa al personaje. Federico Fellini: “Ponle un casco en la cabeza, ponle a caballo, es un rey”. Su gran amigo Henry Kissinger: “Patriota italiano, gran europeo, amigo de Estados Unidos”. Charlie Chaplin, irónico: “Tiene éxito y el éxito hace a la gente simpática”. La diseñadora Diane Von Furstenberg: “Gianni era irresistible. Era imposible no dejarse seducir por él. Todas las mujeres estaban locas por él, todos los hombres querían ser él”. Su nieto Lapo Elkann: “Gianni era un abuelo fantástico, pero no lo hubiera querido como padre”. El cuñado Carlo Caracciolo: “Tenía un enorme deseo de gustar, una vitalidad desbordante, casi peligrosa”.

as definiciones de las grandes plumas del periodismo italiano también fueron contundentes. Giorgio BoccaFue un príncipe sin reino”. Indro Montanelli: “Tenía el arte de usar a los hombres”. Jas Gawronski: “Nunca leyó un libro hasta la última página, nunca una película, nunca un partido visto hasta el final. Vivía corriendo, al igual que como conducía el auto. Tenía la obsesión de ser el primero”. Vittorio Feltri: “Sus obras memorables siguen siendo usar el reloj encima, y no debajo, del puño de su camisa; la corbata por encima, y no debajo, del jersey”. Fortebraccio: “Cuando uno es multimillonario, siempre está muy cerca de ser alabado como un genio”.

FIAT, Italia y una idea de capitalismo

David Landes, el gran historiador económico de Harvard recientemente fallecido, escribió: “Fiat no es una empresa familiar como cualquier otra, es la encarnación misma del capitalismo italiano del siglo XX”.

Lo mismo podría decirse de Agnelli.

L’Avvocato fue el emblema de un capitalismo basado en la sucesión dinástica, que Fiat reproducía a nivel de empresa. Tanto así que tras la muerte de su padre cuando tenía 15 años, su abuelo, el leyendario fundador de la automotriz, lo eligió heredero del imperio. Una tradición que, décadas después, él mismo repetiría con su nieto y actual presidente de Fiat John Elkann.

Agnelli fue nombrado director ejecutivo de Fiat en 1966, a los 45 años, después de años de dolce vita entre el jet set internacional y la Riviera francesa. ”Comenzó a trabajar a una edad en la que sus empleados se jubilaban”, escribió Vittorio Feltri en un retrato vitriólico.

Sin embargo, en esos años, en pleno “milagro” económico italiano, Agnelli “fue muy hábil en la conducción de Fiat con el éxito de aquellos coches que marcaron una época (el “600” antes y el “500” después) y con la apertura en Rusia de la planta de Togliattigrad”, según Giancarlo Mazzuca, coautor de “Gianni Agnelli en blanco y negro”, un libro sobre el Avvocato publicado unos días antes del aniversario.

Guiado por la premisa que “el interés de Fiat es el interés de Italia” y consiente de liderar una empresa “demasiado grande para quebrar” por su importancia sistémica en el entramado industrial del país y en términos de empleo, Agnelli siempre buscó relaciones de beneficio mutuo con la política, de la que supo sacar el máximo provecho posible.

De esta forma, la empresa turinés a lo largo de los años se benefició de medidas proteccionistas, leyes ad hoc, “planes de desarrollo” para la construcción de nuevas fábricas y subsidios de desempleo, una práctica que para los críticos fue una forma de “privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas”. Algunas estimaciones cifran en 100 mil millones de euros el dinero que desde las arcas públicas pasó a la industria de Agnelli.

Agnelli atravesó al mando de la las agitaciones sindicales y el terrorismo de los setenta, la modernización de los ochenta, la globalización de los noventa hasta la crisis de los años 2000 cuando, llena de deudas, la Fiat estuvo a punto de declarar la quiebra.

“Ciertamente no arrastró a Italia hacia el progreso, pero ciertamente fue mejor que la mayoría de los grandes empresarios italianos y al final, con su acción y ejemplo, apoyó el magro desarrollo civil, económico y cultural de Italia”, escribió Sergio Noto, profesor de historia económica de la Universidad de Verona.

Siempre inclinado a la internacionalización de Fiat, según el libro de Mazzuca, Agnelli comprendió antes del tiempo que el futuro del sector automotriz estaba en la unión con otros grupos, porque al final no habría “lugar en el mundo para más de 5 o 6 grandes empresas”.

Así a principios de la década de 2000, el magnate italiano abrió un acuerdo con los estadounidenses de General Motors. Fue el primero de los grandes pactos internacionales que John Elkann, heredero del Avvocato, y el CEO Sergio Marchionne profundizaron con la adquisición de Chrysler —incluido el traslado de la sede fiscal de la empresa a Holanda— y concluyó con el último firmado con la francesa Renault y el nacimiento de Stellantis. Una fusión que, sin embargo, deja a la empresa italiana en una posición subordinada y cada vez más alejada del país en el que fue fundada hace 121 años.

Los últimos eventos profundizaron las diferencias entre la conducción del Avvocato y la de sus herederos. Mientras que hasta su muerte en 2003 Agnelli apostó siempre por Italia y el sector automotriz, la nueva generación se volcó a la inversión financiera en rubros diversos como los medios y la moda, con la francesa Louboutin como adquisición más reciente. Un cambio revelador del rumbo tomado por el capitalismo occidental en el siglo XXI. Cada vez menos enfocado en la industria y ya sin personajes de la talla del Avvocato, pero mucho más efectivo a la hora de generar ganancias.

Andrea Bonzo (publicado en Infobae.com el 14/03/2021)

Fuente: Cien años de Gianni Agnelli, la encarnación del capitalismo italiano del siglo XX – Infobae

Geopolítica de las vacunas: el soft power detrás de la carrera por la inmunización

Si algo confirmamos tras un año de pandemia es que no existe la humanidad como ente unificado: hay países y empresas que compiten, que se miden, que se sacan chispas y que –a veces– se apoyan. Al principio, cuando el COVID-19 era una novedad, muchos esperábamos “la” vacuna, un antídoto tan general y unificado como el propio virus. Sin embargo, a un problema general se responde con un movimiento calculado en el que cada jugador intenta quedar en buena posición.

El profesor y teórico estadounidense Joseph Nye habla de soft power para referirse al modo “blando” por el cual un Estado o entidad internacional logra ejercer influencia, a diferencia del modo “duro”, es decir, la fuerza o las sanciones económicas. Analizado desde esta perspectiva, el país que se convirtiera en el primero en introducir la vacuna, además de inmunizar a su población y reactivar cuanto antes su economía, podría influir sobre los otros Estados. Esta semana, en nuestro canal de YouTube, analizamos los entretelones de una puja que, más que sanitaria, es geopolítica.

Los claroscuros de China

El hecho de que el virus se haya expandido desde China produjo en el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, un estado de confrontación: después de todo, el virus venía de China. Los escándalos protagonizados por la OMS al haber ocultado información a pedido de China, según el semanario alemán Der Spiegel, sobre el COVID-19, dieron pie a que Donald Trump retirara fondos del organismo mundial, y, sobre todo, restaron credibilidad a la comunidad científica. Al mismo tiempo, es innegable que China –en varias oportunidades– no fue del todo claro con la información brindada, y hay quienes sospechan que la cantidad de muertos en Wuhan, localidad donde se originó el COVID-19, es por lo menos diez veces mayor a la que indica la estadística oficial. Sin embargo, el problema no es la sospecha, que bien podría ser falsa en un mundo donde las fake news y las teorías conspirativas corren más rápido que las noticias reales, sino que no hay forma de constatarlo.

Hoy, el gigante asiático tiene tres vacunas: las de los laboratorios Sinopharm, Coronavac y CanSino Biologics, que, en comparación con las otras, son baratas. Esto es importante porque, si al principio de la pandemia China jugaba la carta de proveer tapabocas a las principales capitales de Europa para mostrarse como jugador indispensable en el tablero mundial (la llamada “diplomacia de las mascarillas”), hay indicios de que ahora sigue la misma estrategia por la vía de la distribución de vacunas baratas en países del tercer mundo. Es decir, una diplomacia de las vacunas.

El régimen de Xi Jinping respondió con invectivas contra Pfizer, Moderna y AstraZeneca, alegando que los medios occidentales no dieron importancia a las muertes ocurridas en Noruega y Alemania: “No se puede verificar de forma independiente, pero es preocupante: 10 muertos en Alemania pocos días después de recibir las vacunas de Pfizer y BioNTech”, tuiteó uno de los portavoces del Ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín, Xhao Lijian.

El satélite rojo

Otro país importante que decidió no formar parte del circuito científico occidental es Rusia, el primero en anunciar formalmente una vacuna contra el COVID-19. El nombre elegido para la vacuna no es una casualidad: remite a las victorias del siglo pasado, cuando la URSS, potencia científica, puso en órbita el satélite Sputnik I, en 1957. Para comprobarlo, basta con mirar el video que se proyectó en la conferencia de prensa: un planeta Tierra es tomado por un virus y un satélite, el Sputnik, sale al espacio y logra desafectar toda la superficie.

Argentina, Venezuela y Brasil fueron de los pocos países que inicialmente compraron dosis de la Sputnik. Muchos lo leyeron como un gesto político, una forma de situarse frente a la “grieta” ―Venezuela, por supuesto, lo hizo―, pero lo cierto es que, frente al acaparamiento de la Unión Europea de vacunas de Pfizer y Oxford-AstraZeneca, compraron lo que pudieron.

La vacuna en América Latina: dos alternativas

Frente al problema de la desigualdad, surgen dos posibilidades. Una es, como se ha dicho arriba, China. El gigante asiático tiene tres laboratorios trabajando en simultáneo, Sinopharm, CanSino y Sinovac, con los que asegura que va a convertir la vacuna en un “bien público mundial”. De esta manera, China ya provee a Brasil, Indonesia y Emiratos Árabes, y ya hay tratos con Argentina, Chile, México, Perú y Turquía. Algunos países de África también están cerrando acuerdos, como Botswana, Marruecos o la República Democrática del Congo.

La otra es Covax, un proyecto global impulsado por la OMS que propone un banco de vacunas para proveer a los países pobres. La idea es que todos los países puedan inmunizar, al menos, al 20 por ciento de su población con vacunas de todos los laboratorios. Si bien el proyecto no tuvo demasiada recepción al principio, prometió, para principios de marzo, dos millones de vacunas para Argentina.

Fuentes: Geopolítica de las vacunas: el soft power detrás de la carrera por la inmunización – Infobae

Enrico Letta acepta liderar el Partido Democrático italiano

El ex primer ministro de Italia Enrico Letta vuelve a la escena política italiana. Siete años después de su caída, cuando Matteo Renzi lo derribó para hacerse con su puesto, regresa al Partido Democrático (PD) para tratar de recomponer una situación de crisis total. La dimisión repentina del actual secretario general, Nicola Zingaretti, ha obligado al partido a buscar un golpe de efecto con una figura contrastada que pueda revertir el clima de desilusión y caída en los sondeos de los últimos días. Letta, un hombre de contrastada experiencia y conocimientos, coinciden en el PD, es la figura perfecta.

Letta se había dado 48 horas para decidir si aceptaba la petición ―casi súplica, dada la situación en la que se encuentra su partido― de intentar reconstruir el bloque socialdemócrata. “Estoy aquí donde el lunes pasado nunca habría nunca imaginado para presentarme como guía de aquel partido que contribuí a fundar y que hoy vive una crisis profunda”, explicó en un vídeo colgado en su cuenta de Twitter. “Lo hago por amor a la política y por pasión por los valores democráticos”.

Letta ha pasado los últimos años dedicado al mundo universitario. Hoy es decano de Asuntos Internacionales en la prestigiosa Sciences Po de París y presidente del Instituto Jacques Delors. Pero también dirige el foro Italia-España, que lleva dos décadas celebrándose. El político, de 54 años, hablará el domingo en la Asamblea que celebrará el PD para elegir al sucesor temporal de Zingaretti en vista del próximo congreso general que está previsto para 2023. “Creo en la fuerza de la palabra, en el valor de la palabra. Pido a todos los que el domingo voten que escuchen mis palabras y que voten sobre la base de mis palabras, sabiendo que yo no busco la unanimidad. Busco la verdad en nuestras relaciones para salir de esta crisis y mirar lejos”, apuntó.

La elección de Mario Draghi como primer ministro fue la última estación a la que fue capaz de llegar Zingaretti antes de su dimisión, las tensiones internas y la lucha por acaparar puestos terminaron con la paciencia del último secretario general. Zingaretti ha insistido este viernes en una entrevista en Rai 1 en que su renuncia “no fue un capricho” y que había llegado al punto en el que no se veía “de utilidad” ni para la formación ni para Italia en su conjunto. Zingaretti ha señalado: “Es el momento de redefinir nuestra identidad”.

El regreso de Letta confirmaría la extendida tradición de los primeros ministros italianos de no marcharse nunca del todo. En las próximas semanas se dará la circunstancia de que los cuatro principales partidos en número de parlamentarios que conforman el apoyo a Mario Draghi (M5S, Italia Viva, Partido Democrático y Forza Italia) estarían liderados por expresidentes del Consejo de Ministros: Giuseppe Conte, Matteo Renzi, Enrico Letta y Silvio Berlusconi, respectivamente.

Daniel Verdú (publicado por El País el 12/03/2021)

Fuente: Enrico Letta acepta liderar el Partido Democrático italiano | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)

Draghi blinda Italia ante el avance de la tercera ola de coronavirus

El Gobierno de Mario Draghi ha tomado su primera gran decisión respecto a las medidas de restricción que deberá tomar Italia hasta que la tercera ola esté completamente controlada. La reunión del Consejo de Ministros de este viernes ha acordado que todas las regiones que se encontraban ahora mismo en la franja de color amarillo (restricciones leves), pasarán automáticamente a zona naranja a partir del lunes. Otras se transformarán en zona roja directamente. Además, los días en los que se celebrará Pascua, del 3 al 5 de abril, el confinamiento será total. Draghi ha decidido que Italia debe protegerse al máximo hasta que la campaña de vacunación, todavía en una fase inicial, se encuentre más avanzada. Alrededor de dos tercios del país pasarán a una situación de confinamiento a partir del lunes, taly como ya sucedió en Navidad.

El decreto ley que ha aprobado el Consejo de Ministros prevé que se reduzcan los criterios para pasar a zona roja: una incidencia superior a 250 casos acumulados semanalmente por cada 100.000 habitantes. La desaparición de la zona amarilla, además, comporta el cierre automático de toda la hostelería a partir del lunes. El cambio de reglas ha sido solicitado ampliamente por los técnicos del Ministerio de Sanidad ante el riesgo de las nuevas variantes y el aumento de casos: 25.673 nuevos contagios (el dato más alto desde el 28 de noviembre) y 332 fallecimientos registrados. Por ello, pasarán a estar confinadas las provincias autónomas de Trento y Bolzano. Pero también las regiones de Lombardia, Emilia-Romagna, Piamonte, Véneto, Friuli Venezia Giulia, Lacio, Las Marcas, Basilicata y Campania (ya era zona roja). El resto, exceptuando Cerdeña, pasan a ser zona naranja.

Italia, que esta semana superó la barrera de las 100.000 muertes por el virus, vive un fuerte aumento de contagios y muertes, en gran parte debido a la variante británica. Aunque el país puso en marcha su plan de vacunación a finales de diciembre, las entregas se han ralentizado considerablemente y solo 1,8 millones de personas ―de una población de 60 millones― habían recibido dos dosis de la vacuna hasta este viernes. “Un año después del inicio de la emergencia sanitaria estamos lamentablemente ante una nueva oleada”” afirmó Draghi tras visitar el centro de vacunación del aeropuerto romano de Fiumicino.

Las nuevas normas, además, prevén que los presidentes de regiones o de las provincias autónomas puedan proclamar zona roja o ampliar las restricciones en lugares donde la incidencia supere los 250 casos cada 100.000 habitantes. También en zonas donde las variantes del virus generen un riesgo alto de difusión. La zona roja, a diferencia de las viejas reglas, implicará también la interrupción de las clases presenciales en todas las escuelas. Incluidas las infantiles de 0 a 3 años, algo que hasta ahora no había sucedido y que provocará situaciones complejas en muchas familias.

Las visitas a los amigos y parientes en zona roja también quedarán prohibidas. En Navidad, Italia permitió que se hiciese un solo desplazamiento una vez al día, como máximo dos personas. Tampoco se permitirá abrir las peluquerías y centros de estética, como sucedió en el pasado con los servicios que se encontraban en zona roja.

Daniel Verdú (publicado por El País el 12/03/2021)

Fuente: Italia: Draghi blinda Italia ante el avance de la tercera ola de coronavirus | Sociedad | EL PAÍS (elpais.com)

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