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abril 2020

Fiat 600: 60 años del primer Fitito argentino

Corría la mañana del viernes 8 de abril de 1960 y en una planta de la localidad bonaerense de Caseros se producía la primera unidad de uno de los autos más importantes en la historia de la industria argentina: el Fiat 600, diseñado por el ingeniero y diseñador italiano Dante Giacosa (1905-1996).

También conocido como Fitito Bolita (por su forma, claro), el Fiat 600 tardó cinco años desde su presentación internacional en el Salón de Ginebra 1955 hasta comenzar a ser fabricado en la Argentina. En el medio, llegaron algunas unidades importadas, pero en un volumen reducido. Suplantaba al 500, también conocido como Topolino, aunque con un concepto superador en términos de precios, habitabilidad y motorización.

El 600 fue toda una revolución para la industria argentina. Se trató nada menos que del primer Fiat fabricado en el territorio nacional. Y el comienzo de una historia entre la marca italiana y el país que todavía sigue dando sus frutos, hoy por hoy desde la planta de Ferreyra, Córdoba.

El arribo industrial de Fiat a la Argentina se produjo fruto del régimen de promoción automotriz que dictó en 1959 el entonces Presidente de la Nación, Arturo Frondizi. La casa italiana decidió a partir de esto invertir 4,5 millones de dólares e instalarse en la fábrica de Caseros.

El primer Fiat 600 que salió de Caseros estaba pintado en gris clarito, cuenta la leyenda, y estaba equipado con un motor trasero de 633 centímetros cúbicos y 21,5 caballos de potencia. El detalle: sus puertas se abrían tipo suicida (al revés), solución que dejó atrás dos años más tarde. Era una réplica exacta del modelo que ya se fabricaba en Italia. Y otro dato curioso: la primera unidad fue adquirida por un médico porteño que no supo de ésto hasta que lo vendió, en 1975, según el libro 100 en Argentina. Para él, era “un 600 más”.

En 1962, Fiat levantó un polo productivo con mayor capacidad en El Palomar, muy cerca de Caseros, y realizó algunos cambios en la gama del Fitito. Principalmente en el motor, que creció a 767 centímetros cúbicos de cilindrada y aumentó la potencia hasta los 32 caballos.

A partir de ese momento, la firma italiana comenzó a fabricar otros modelos en el país. Entre ellos, el 1100, el 1500, el 700/800, el 1600, el 128, el 125 y el 133, entre otros, pero ninguno con el éxito que consiguió el 600, sobre todo por la figura icónica que adquirió con el paso del tiempo.

Tras dos décadas de producción, y una serie innumerable de actualizaciones mecánicas (llegó a 843 cc), de equipamiento y estéticas que sufrió la Bolita en ese período, en 1980 Fiat se asocia con Peugeot-Citroën y componen la empresa Sevel, cuyo paquete accionario pertenecía al Grupo Macri (lo tuvo hasta 1996), y marca el principio del fin.

El Fiat 600 se retiró de la línea de montaje en 1982, luego de 294.197 unidades. Hasta hoy, esa cifra solo pudo ser superada por el Siena, modelo del que se produjeron 550.373 ejemplares entre 1997 y 2016.

Publicado el 08/04/2020 por TN Autos

Recuperable de https://tn.com.ar/autos/lo-ultimo/el-inolvidable-fiat-600-se-cumplen-sesenta-anos-del-primer-fitito-de-produccion-nacional_1058767

Fitch baja la calificación de Italia y la acerca al bono basura

La agencia de calificación Fitch ha lanzado un jarro de agua fría inesperado sobre la economía italiana, tercera de la eurozona, al bajar un peldaño la clasificación de la deuda del país y colocarla a solo un nivel por encima del grado especulativo de los bonos basura. La nota, que ha pasado de BBB a BBB-, refleja las dudas de la calificadora sobre la capacidad de Italia para encajar el varapalo económico del coronavirus. La prima de riesgo ha reaccionado con una escalada hasta los 230 puntos básicos que ha anulado la ligera mejoría de los primeros días de la semana.

La agencia anticipa en su análisis una contracción del PIB para este año del 8%, a consecuencia del cerrojazo económico implantado para poner coto a la pandemia. Una previsión en la línea del Ejecutivo de Giuseppe Conte, que ya avanzó la semana pasada un pronóstico idéntico. Fitch asume que la situación se presenta incierta. Cree que el brote de coronavirus podría controlarse en Italia en la segunda mitad del año, “lo que conduciría a una recuperación económica relativamente fuerte en 2021”. Pero también advierte de que en el caso de que se produzca una segunda oleada de contagios y se reanuden de forma generalizada las medidas de bloqueo, los resultados económicos de 2020 y 2021 se verían lastrados.

La calificadora prevé además que la deuda se dispare este año hasta alcanzar el 156% del PIB, lo que supondría un incremento de unos 20 puntos porcentuales. A este aspecto, que ya de por sí resultaría suficiente para una rebaja de la clasificación, la agencia añade que el ratio de endeudamiento “se estabilizará a este nivel tan alto a medio plazo, subrayando los riesgos de sostenibilidad de la deuda”.

Por otro lado, Fitch ha mejorado la perspectiva de Italia de “negativa” a “estable” porque cree que el plan de compra de 750.000 millones de euros de activos públicos y privados del Banco Central Europeo contribuirá a mejorar la situación de la economía italiana o al menos, ayudará a no empeorarla. A falta de saber si la institución europea presidida por Christine Lagarde incrementará la cuantía de las compras de deuda y de que llegue la luz verde de la Comisión Europea y del Consejo Europeo para el fondo de reconstrucción, Fitch alerta de que el respaldo del eurobanco no será suficiente. Y menos si el Gobierno italiano no aplica una estrategia fiscal y de crecimiento económico “creíble” que permita recuperar la confianza de que el nivel de endeudamiento bajará con el tiempo. La agencia duda de que la reducción de la deuda vaya a convertirse en una prioridad política, lamenta que Italia no haya hecho los deberes en este campo y recuerda que el país cerró 2019 con una deuda del 134,8% del PIB, solo un 0,5% menos que cuatro años atrás.

El Ejecutivo italiano cree que esta agencia “no tiene en cuenta las importantes decisiones adoptadas en la Unión Europea” y que “parece no valorar adecuadamente” el impulso del BCE. También ha subrayado que otras calificadoras, como S&P, que el pasado viernes decidió mantener intacto el rating BBB de Italia, han sido más “prudentes”.

Ahora la atención está puesta en la tercera gran agencia de calificación, Moody’s, que deberá pronunciarse sobre Italia el próximo 8 de mayo. Su nota actual coincide con la nueva calificación de Fitch y está en Baa3, un escalón por encima de los bonos basura, por lo que cualquier rebaja implicaría colocar a Italia en el grado de especulación. Se espera que no cambie su puntuación, puesto que el viernes pasado emitió un comunicado en el que señaló que aunque la pandemia está causando una grave impacto económico “que hará que la deuda pública de Italia alcance niveles sin precedentes este año”, se prevé que “la solvencia del país permanezca sustancialmente inalterada dado el carácter temporal de la recesión y los bajos costos de financiación”. Aunque también ha alertado de que la coyuntura podría cambiar “si la recuperación económica de Italia se retrasara hasta 2021 o si fuera mucho más débil”.

Estas clasificaciones de las agencias son uno de los criterios que utiliza el BCE para decidir si compra deuda pública de un país, aunque en general se guía por la mejor nota y rechaza los títulos de deuda soberana solo cuando las cuatro grandes calificadoras los contemplan como bonos basura.

Lorena Pacho (publicado por El País el 29/04/2020)

Recuperable de https://elpais.com/economia/2020-04-29/fitch-baja-la-calificacion-de-italia-y-la-acerca-al-bono-basura.html

La pandemia golpea a las residencias de mayores de toda Europa

La pandemia ha golpeado las residencias de mayores de toda Europa. El balance será de decenas de miles de fallecimientos, aunque será difícil determinarlo con exactitud, por la ausencia de test. Las cifras que trascienden revelan que España no es una excepción. Un informe publicado el jueves por el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades reconoce que un alto número de estos centros se ha visto afectado y que los fallecimientos suponen más de la mitad de todos los casos en países como Noruega o Bélgica.

“Se trata de población mayor de 80 años, un grupo muy expuesto a desarrollar cuadros graves, y en las residencias se convive, se comparten espacios, se come en común, se tiene un contacto estrecho con cuidadores que pasan de estar con un residente a estar con otro”, sostiene Zalakain. “Además, hay tres elementos a tener en cuenta: el tamaño y diseño arquitectónico de la residencia, si tenía habitaciones individuales o compartidas, si se podía sectorizar…; la calidad de la atención, que tiene que ver con los recursos, como ratio de profesionales, formación o remuneración; y qué medidas se adoptaron una vez se inició la epidemia. En distinta forma, los tres influyen en toda Europa”, añade. “Aunque los modelos son muy diferentes. En los países nórdicos, más cercanos a la idea de hogar, con más inversión pública. El modelo español, con muchos centros acogiendo a más de 100 personas y diseños muy institucionales, es más parecido al francés o al italiano”, explica.

España

Las residencias son uno de los grandes focos de esta pandemia. El goteo de casos es diario. El Gobierno continúa sin informar del número de fallecimientos en estos centros, asegura que está analizando los datos de las comunidades, competentes en este ámbito. Pero son millares. Cada autonomía recopila las cifras e informa de ellas como considera. Según un recuento de este diario con datos de las comunidades del jueves, más de 15.300 personas han muerto en residencias de servicios sociales con la confirmación de coronavirus o síntomas compatibles. Imposible saber con certeza cuántas de ellas en centros de mayores, pero la mayoría. Este lunes la cifra oficial de fallecidos en España se situó en 23.521. No se puede comparar ambas cifras dado que el Ministerio de Sanidad solo contabiliza las muertes de las personas a quienes se había realizado un test y en residencias una parte importante de los fallecidos no fueron sometidos a ninguna prueba.

“En España hay muchos centros sin un solo caso. Pero una vez que entra el virus, es fácil que se expanda”, afirma Zalakain. Se desconoce cuántas de las 5.417 residencias de España, con cerca de 373.000 plazas, tienen casos. El Ejército ha desinfectado más de 4.000 centros. UGT reclamó el domingo una auditoría a las residencias, más inspecciones y aseguró que los equipos de protección continúan sin llegar a todas, igual que los test. El Defensor del Pueblo pidió el viernes que se refuerce la atención sanitaria en los centros durante esta crisis. La Fiscalía tiene abiertas al menos 86 investigaciones penales en residencias donde ha habido fallecimientos.

Bélgica

Las residencias de mayores son el epicentro del seísmo causado por la covid-19 en Bélgica. De los 7.207 muertos que se contabilizaban este lunes, el 53% vivían en estas instalaciones. Los números han causado críticas y conmoción en el país. Pero el Gobierno insiste en que la explicación está en el sistema de recuento: Bélgica incluye los casos sospechosos en la estadística aunque no se les haya efectuado test, un método que ningún otro país comparte. Este hecho no es insignificante: mientras que el 100% de los muertos en hospital son casos confirmados, solo el 10% de los fallecidos en residencias tenían ese diagnóstico. El resto se añaden directamente a la lista de muertos con coronavirus por presentar síntomas compatibles que los convierten en sospechosos, sin mediar prueba.

El sistema no convence a una parte de los expertos, que cree que están engrosando la lista cientos de fallecidos por otras causas. “Es estúpido”, llegó a calificar el virólogo de la Universidad Católica de Lovaina Marc Van Ranst. El Ejecutivo cree en cambio que es la mejor forma de acercarse a la cifra real de fallecidos, aunque eso suponga situar ahora a Bélgica a la cabeza de muertos por millón de habitantes en todo el mundo. Según datos de la federación de residencias, el 12% del personal y el 19% de los residentes han dado positivo en los casi 20.000 tests realizados hasta ahora. La falta de pruebas y mascarillas han sido la principal queja desde que empezó la crisis sanitaria. El Ejército se está implicando en la ayuda médica y logística a estos centros, con más de 150.000 plazas, pero su situación es todavía preocupante. La primera ministra, Sophie Wilmès, autorizó la visita de una familiar a los ancianos para paliar la enorme soledad con la que conviven estos días, pero la gestión de las residencias es competencia de las regiones, y sus responsables han echado atrás la medida por ahora ante el elevado riesgo de contagio si se permiten los contactos.

Reino Unido

La situación crítica por la que están atravesando las residencias de ancianos en el Reino Unido, azotadas por el coronavirus, ha puesto contra las cuerdas a un Gobierno que todavía lucha por rebajar el estrés y las carencias de los centros hospitalarios. Cerca de 400.000 personas mayores viven en esas instalaciones, y los últimos informes sugieren que dos terceras partes de ellas tendrían la infección dentro. “Ya hemos comenzado a realizar tests a los trabajadores de las residencias, y procuraremos cubrir todo el país en los próximos días”, ha dicho el ministro de Sanidad, Matt Hancock. “Se harán las pruebas a todos los que viven en ellas y muestren síntomas de la enfermedad, y a aquellos que regresen después de haber recibido el alta hospitalaria”.

Las siete grandes empresas que gestionan gran parte del sector de asistencia social han acusado al Ejecutivo de Johnson de no prestar la atención necesaria a un reducto de especial vulnerabilidad. Las cifras oficiales de fallecidos no han tenido en cuenta, hasta que no comenzó a incorporarlos la Oficina Nacional de Estadística, los decesos en estas residencias (aunque mezclados con los fallecidos en su domicilio). A la mayoría no se les realizó el test, pero su fallecimiento está claramente relacionado con el virus. Los cálculos aproximados hablan de más de 4.000 muertes en estas circunstancias. “La retórica del Gobierno en torno a las residencias debe comenzar a incorporar con urgencia la realidad sobre el terreno”, ha denunciado Sarah Monaghan, la presidenta de MHA (Asociación de Residencias Metodistas, en sus siglas en inglés). “Y eso debe incluir cifras exactas y actualizadas de todas las personas que, desgraciadamente, están falleciendo en ellas”. El pasado miércoles, el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, reclamó al Gobierno el número exacto de fallecidos por coronavirus en los centros de asistencia a personas mayores. Dominic Raab, el ministro de Exteriores y sustituto de Boris Johnson durante su convalecencia, admitió que el Ejecutivo no disponía aún del dato.

Francia

Cuando al fin llegaron, las cifras confirmaron los peores temores. Las residencias de ancianos se han convertido en Francia en uno de los focos más importantes de coronavirus del país: más de un tercio de las personas que han fallecido a causa de la covid-19 —8.796 de un total de 23.293, con cifras de este lunes— lo han hecho en un centro de la tercera edad. Y los datos no son aún definitivos, puesto que todavía no han llegado las cifras de todas las 7.400 residencias que hay en todo el país, donde residen unos 700.000 ancianos. Francia solo contabiliza desde comienzos de abril los casos de coronavirus en las residencias, puesto que hasta entonces no disponía de un sistema centralizado para recopilar los datos de estos centros. Los casos en residencias de covid-19 confirmados y de “posibles” (cuando los primeros dos o tres pacientes dan positivo en el test, todos los demás con síntomas similares a los del coronavirus son considerados como tales) suponen alrededor de la mitad del total de más de 120.000 reconocidos en todo el país, aunque en vista de que solo se ha sometido a pruebas a una ínfima parte de la población, esta cifra es poco fiable.

Pese a la alta mortalidad en las residencias, las autoridades aceptaron esta semana relajar levemente las draconianas condiciones de confinamiento en las residencias —los ancianos no pueden salir de sus habitaciones y desde mediados de marzo las visitas estaban totalmente prohibidas— en vista de los estragos que está causando también el férreo aislamiento en los mayores. Desde el pasado lunes, se ha restablecido de forma “extremadamente limitada” el derecho a visitas, aunque se restringen a solo dos personas por familia y no al mismo tiempo y está totalmente prohibido tocarse. “Habrá imposibilidad de contacto físico, pero sí habrá contacto visual, pueden pasar muchas cosas con la mirada e imagino el alivio de muchas familias que podrán volver a visitar a sus cercanos, sobre todo a personas que han perdido la autonomía y a veces están desorientadas, pero que conocen el valor de una mirada”, dijo el ministro de Sanidad, Olivier Véran, al anunciar la medida.

Italia

La situación en las residencias de mayores de Italia ha estado fuera de control durante las primeras semanas de crisis de la covid-19. El Instituto Superior de Sanidad informó de que más de 6.000 ancianos han muerto en estos centros (con más de 340.000 plazas) por cualquier causa desde el 1 de febrero: el 40% presentaba síntomas como fiebre y tos, aunque a menos de 1.000 de ellos se les había realizado la prueba para ver si eran positivos en coronavirus. Las cifras indican que podrían rondar las 5.000 víctimas, entre quienes presentaban indicios y eran asintomáticos, pero no se sabe con precisión y hasta ahora no ha habido una contabilización separada.

Graziano Onder, responsable del Instituto Superior de Sanidad, explicó que “gran parte de las muertes se contabilizaron en la segunda mitad de marzo, durante el pico de la infección” en Italia. El instituto sigue recabando información, preguntando a las residencias de todo el país, pero la Fiscalía ya ha abierto una investigación para tratar de aclarar lo sucedido, que el director general adjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el italiano Ranieri Guerra, calificó como una “masacre”.

Las autoridades italianas investigan más de 600 residencias de todo el territorio y han observado que el 17% de ellas presenta irregularidades. Una de ellas es la Pio Albergo Trivulzio, en Milán (Lombardía, norte), donde murieron 150 ancianos con coronavirus, de un total de 1.000 residentes. El director de la institución, Giuseppe Calucchio, había ocultado un alto número de los fallecidos y se enfrenta ahora a un presunto delito de homicidio involuntario. Algunos testimonios aseguraron en su momento que se dejaron pacientes positivos en la misma habitación donde había pacientes sanos.

La investigación también apunta a uno de los principales errores que cometió Lombardía, la región más golpeada por la epidemia. Según reconoció el propio Gobierno, se permitió que los pacientes que mejoraban en los hospitales fueran trasladados a residencias, en un ala distinta que los ancianos, para liberar espacio en los centros sanitarios.

Alemania

El Instituto Robert Koch reconoció el pasado miércoles que al menos 1.491 personas había fallecido en residencias de ancianos y otras instalaciones de cuidados para mayores, alrededor de un tercio de todas las muertes reportadas ese día (la cifra global asciende este lunes a 5.750). Sin embargo, Eulen Brysch, presidente de la Fundación Alemana de Protección del Paciente, asegura que “el número real de fallecimientos” en estos centros, que cuentan con más de 830.000 plazas, “no está aún registrado”, dado que “no hay una revisión sistemática de los casos”. “La infección fue detectada en Alemania por primera vez a finales de enero. Pero solo el 24 de marzo el Instituto Robert Koch recomendó que las enfermeras geriátricas con síntomas similares a la gripe se hicieran la prueba”, apunta Brysch. “Hace mucho tiempo que las autoridades federales, estatales y locales deberían recopilar sistemáticamente las cifras y adoptar medidas para proporcionar protección básica en estos centros”. En estas instalaciones, 5.832 empleados se han infectado con el virus y 19 de ellos han muerto.

Hasta ahora, la residencia Hanns-Lilje de Wolfsburg y la de San Nicolás, en Würzburg, han sido las más afectadas por la pandemia en el país, según un artículo de la revista Der Spiegel. Al menos 65 residentes de ambos centros han muerto. Brysch hace un llamamiento a las autoridades: “Las personas que necesitan cuidados, sus familiares y el personal de enfermería son olvidados por los políticos. Son los perdedores cuando se trata de la distribución de desinfectantes, mascarillas, guantes y gafas protectoras”.

Recuperable de https://elpais.com/sociedad/2020-04-27/la-pandemia-golpea-a-las-residencias-de-mayores-de-toda-europa.html

Europa sale al rescate de sus gigantes

El fantasma de la nacionalización de empresas camina de nuevo por Europa. Gobiernos como el francés dijeron al inicio de la crisis que darían ese paso si fuera necesario. No han ido tan lejos, pero Francia y Alemania ultiman rescates milmillonarios de marcas como Air France, Renault o Lufthansa. Mientras, Italia sí ha decidido renacionalizar Alitalia.

El rescate con condiciones de Air France y Renault

Le Maire confirmó el viernes que el Estado proporcionará un “apoyo histórico” a Air France: 7.000 millones de euros, de los cuales 4.000 serán en préstamos garantizados por el Estado pero aportados por un consorcio de bancos y 3.000 como préstamo estatal directo. También adelantó conversaciones muy avanzadas con Renault para acordar otros 5.000 millones de euros como préstamo garantizado por el Estado. En ambas compañías, privatizadas en los años noventa, el Estado francés mantiene aún alrededor del 15% de las acciones. Según Le Maire, su nacionalización “no está en el orden del día”.

El Gobierno señala que estos préstamos “no son un cheque en blanco”. En el caso de Air France, la condición es que la aerolínea se convierta en la “más respetuosa con el medioambiente del mundo”. No solo es una cuestión de imagen. Hay que salvar también los 350.000 empleos directos e indirectos que proporciona la aerolínea y el millón de puestos que Renault garantiza en territorio francés, más allá de que esta marca, como dijo el ministro, pertenezca “a la cultura, a la historia” del país. Las ayudas estatales no han hecho más que comenzar. El presupuesto aprobado la semana pasada por la Asamblea Nacional prevé 20.000 millones de euros para salvar a estas “insignias” de la industria gala. No se han confirmado nombres, pero la prensa cita ya a la cadena hotelera Accor, la turística Club Med o incluso Airbus.

10.000 millones para Lufthansa

La crisis de Lufthansa quedó reflejada en un comunicado interno que el consejero delegado envío a los trabajadores a comienzos de mes. “Perdemos un millón de euros de nuestra reserva de liquidez cada hora”, dijo Carsten Spohr. “La pandemia representa el mayor desafío de nuestra historia”, añadió tras admitir que en lugar de 350.000 pasajeros al día ahora transportan menos de 3.000.

El comunicado de Spohr marcó el comienzo de una delicada negociación para sobrevivir que puede resolverse esta semana, cuando Angela Merkel y otros tres ministros reciban a Spohr para fijar las condiciones de una ayuda estatal que puede llegar a los 10.000 millones de euros. La compañía ha informado de unas pérdidas de hasta 1.200 millones de euros en el primer trimestre del año, una cifra que aumentará en el segundo. Spohr admitió que la flota se reduciría en 100 aviones, una medida que le costará el empleo a unos 10.000 trabajadores

La ayuda consistiría en una inyección de cerca de 4.000 millones del nuevo fondo de estabilización económica de Alemania, unos 5.000 millones en préstamos garantizados en un 80% por el banco estatal KfW y entre 1.000 y 1.500 millones de préstamos procedentes de Austria, Suiza y Bélgica, donde tienen su sede las filiales de Lufthansa.

El fantasma de una eventual nacionalización fue descartado por Markus Söder, jefe del Gobierno de Baviera. “Es importante salvar a Lufthansa, una empresa de importancia sistémica. Pero no debe ser nacionalizada”, dijo el líder bávaro. Incluso después de una inyección de dinero público, el Gobierno no debería poder “opinar en el puente de mando”, sino que debería ser un socio silencioso, añadió.

Alitalia, de nuevo nacionalizada

El Gobierno italiano aprobó a finales de marzo la renacionalización de Alitalia, que lleva esquivando la quiebra desde 2017 y ha pasado por distintos rescates, para mitigar la crisis del coronavirus. La que fue aerolínea de bandera, que no anota beneficios desde 2002 y que está en concurso de acreedores y gestionada por una administración extraordinaria desde hace tres años, pasará a estar controlada al completo por el Ministerio de Economía. Aunque el Ejecutivo ha dejado la puerta abierta a que en una segunda fase puedan participar inversores privados.

La nacionalización consiguió el visto bueno de las autoridades europeas de competencia y la nueva sociedad estará previsiblemente operativa en junio. El ministro de Desarrollo Económico, Stefano Patuanelli, ha anunciado despidos, aunque sin especificar a cuántos de los 11.000 trabajadores afectará. Además, el número de aviones de su flota se reducirá de 113 a 90. La facturación de Alitalia se ha desplomado más de un 80% a consecuencia del coronavirus.

Desde que la aerolínea está en administración concursal, el Gobierno le ha concedido ya dos préstamos de 900 y 400 millones para garantizar su operatividad. El Ejecutivo de Giuseppe Conte no ha detallado el coste de la operación ni el plan industrial que baraja, pero ha introducido un paquete de 500 millones de euros que se destinará, de forma genérica, a compensar “los daños sufridos por el sector de la aviación”. Todo apunta a que la nacionalización de Alitalia absorberá la mayor parte de estos recursos. El montante se utilizará para proporcionar a la sociedad nacionalizada el capital inicial y más tarde para afrontar las ampliaciones de capital posteriores que prevé el decreto del Gobierno.

Silvia Ayuso, Enrique Muller y Lorena Pacho

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Apoyar a Italia

Los italianos han experimentado en los últimos tiempos algunas graves decepciones por la escasa dimensión y celeridad de la solidaridad europea con sus problemas. Es tarea de todos acabar con esa percepción, anclada en la realidad, como ha urgido el presidente francés, Emmanuel Macron, porque amenaza con decantar a un fundador de lo que es hoy la Unión Europea hacia la demagogia populista, hacia perfiles antiliberales, como los que gobiernan ya, por ejemplo, en Hungría.

Volver a trenzar la solidaridad en Europa es un deber. Apoyar a los italianos —a quienes les ha tocado afrontar distintos reveses de gravedad— se plantea como una cuestión de justicia. Corresponde a los compromisos fundacionales de la Europa comunitaria y debe redundar en favor del progreso compartido. Italia fue desatendida, primero, durante la crisis migratoria. Cuando en 2015 el intenso flujo de refugiados de zonas de guerra de Siria e Irak llegó a territorio europeo, a través de Turquía, y tras desabridas e insolidarias reacciones de algunas fuerzas, se arbitraron medidas —algunas muy discutidas— que frenaron el movimiento, aunque no los resortes xenófobos que su carácter súbito y masivo había desencadenado.

Entonces el corredor mediterráneo oriental cedió protagonismo al central, sobre todo desde Libia y por mar. El año 2016 marcó su punto álgido. Y aunque las medidas enérgicas —y también discutidas— del Gobierno de Matteo Renzi lo redujeron sensiblemente, el aprovechamiento del fenómeno por la Lega, nacionalista y cada vez más ultra, no cedió. El Gobierno bipopulista de Matteo Salvini y el Movimiento 5 Estrellas se benefició del desplome de las llegadas, pero capitalizó cruelmente los lamentables episodios de Lampedusa y la paralización de barcos de las ONG que rescataban del mar a centenares de fugitivos. Todo eso sucedió ante la parálisis de los Gobiernos e instituciones europeos, que dejaron desvanecer su embrión de política migratoria, el reglamento de Dublín y las cuotas por países dictadas por Bruselas y siempre incumplidas. Aquella herida todavía supura en forma de euroescepticismo y potencia los movimientos ultras italianos. Y ha sido reabierta en los primeros compases de la actual crisis sanitaria.

El paquete financiero lanzado en el Eurogrupo y cuya ampliación a un verdadero Plan de Reconstrucción acaba de obtener respaldo en la cumbre de los 27 deberá, entre otras cosas, evitar —por tamaño y celeridad— que los ciudadanos de la república transalpina sufran una tercera frustración, que sería difícilmente reversible. Cierto que las instituciones de la UE ostentan competencias limitadas en todos esos asuntos, muy globalizados. Pero nada les impide lanzar iniciativas, explicarse y desarrollar una política de proximidad (no de mercadotecnia) que vaya más allá de la retórica y los despachos. El diálogo directo y el apoyo presencial son indispensables para trenzar las complicidades mínimas, obvias y urgentes.

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‘Bella ciao’, la historia que esconde el himno de la libertad y la resistencia

Bella ciao (en la letra en español Adiós bella) es una canción anónima y no existe ningún dato que aclare definitivamente su procedencia, sino semejanzas con antiguas composiciones, textualmente y musicalmente. Es el resultado de un largo viaje que ha ido definiendo este himno a la libertad hasta la versión que todos conocen y que se canta en alrededor de 40 idiomas. En Italia, no resuena solo en las manifestaciones de las sardinas, el heterogéneo grupo que hasta hace unos meses protestaba en las plazas de todo el país especialmente contra la retórica de Matteo Salvini; también lo hace cada 25 de abril, el día que celebra la liberación del fascismo en 1945.

“Es un himno partisano”, afirma con seguridad Carlo Ghezzi, del ANPI, la Asociación Nacional de los Partisanos de Italia. La resistencia estaba formada por las diversas almas del antifascismo: había democristianos, comunistas, socialistas, anarquistas, monárquicos y republicanos, entre otros. Un conglomerado de ideas diferentes que superaron sus discrepancias ante la necesidad de combatir contra “el invasor”“El comandante de la resistencia era Raffaele Cadorna, un monárquico, y su vicecomandante Luigi Longo, comunista. El antifascismo ha representado la página más importante de este país y Bella ciao da voz a todo esto”, dice Ghezzi.

Por esta razón, Bella ciao acabó convirtiéndose en la canción de la resistencia, la banda sonora que celebra la heterogeneidad reunida que llevó Italia a la liberación. De hecho, en su texto no hay ninguna referencia ideológica como, en cambio, en Fischia il vento (Sopla el viento), cantada sobre todo por los partisanos garibaldinos y comunistas. La que hoy es considerada a menudo en el país una canción de izquierdas, fue entonada en muchas ocasiones públicas por políticos de la Democracia Cristiana (DC), como Benigno Zaccagnini o Franco Marini. Además, durante las protestas de 1968 los manifestantes no la cantaban, como explica Carlo Pestelli, autor del libro Bella ciao: la canzone della libertà“Les parecía una canción para los que no se querían manchar las manos”. En su lugar preferían otros himnos reivindicativos como Per i morti di Reggio Emilia (Para los muertos de Reggio Emilia), de Fausto Amodei, compuesta durante las protestas contra el Gobierno formado por la DC en 1960 con los votos de la extrema derecha; o Contessa (Condesa), de Paolo Pietrangeli, dedicada a Paolo Rossi, estudiante asesinado en 1966 tras un choque con un grupo de jóvenes extremistas.

Pestelli cree que existió un módulo musical sobre el que se plasmó el texto de Bella ciao. Los ancestros más reconocibles son dos canciones populares del norte de Italia del siglo XIX: Fior di tomba (Flor de tumba) y La bevanda sonnifera (La bebida somnífera). De la segunda, entre otros aspectos, procede la reiteración del “ciao”; pero la primera, heredera de Complainte de la dame a la tour et du prisonnier, una canción francesa de 1536, en las versiones de Novara (Piamonte) y Venecia (Véneto) empieza y termina exactamente como Bella ciao. En ambas composiciones, el tema central es el amor.

Según algunos testimonios recogidos por Cesare Bermani, uno de los mayores expertos de música popular italiana, una de las primeras versiones reivindicativas de Bella ciao se remonta a la Primera Guerra Mundial. Se trataba de una suerte de protesta contra el sistema militar después del fracaso de la batalla de Caporetto, concluida con una victoria de los ejércitos austro-húngaro y alemán en 1917. De hecho, la palabra “invasor” es sustituida por “desertor”.

Sin embargo, las dos variantes más importantes se difundieron en el período del segundo conflicto mundial. Una de ellas, aunque el texto apareciese solo en 1951, es narrada por la voz de las arroceras (mondine), las trabajadoras estacionales que cosechaban el arroz. La otra, es decir, la partisana, es probable que se cantara sorpresivamente en tres zonas de Italia distantes entre ellas: en Montefiorino (Emilia Romaña), donde un médico, cuyo nombre de batalla era Fiore, podría haber escrito el texto original; en los Abruzos, donde la Brigada Maiella podría haber entonado también la versión mondina gracias a la vuelta de las mujeres locales que habían trabajado temporalmente en el norte como arroceras; y en Alba (Piamonte), según un testimonio recogido por Pestelli, que afirma haberla cantado en 1944 a la edad de 11 años. Las tres localidades vivieron una situación de estancamiento y de aislamiento del combate. Esto explicaría, de acuerdo con la teoría de Pestelli, que se interpretase una canción que infundía alegría y que para los niños de Alba servía de contraposición con el mundo adulto.

Estas dos almas se encontraron por fin en el Festival dei due mondi, de Spoleto (Umbría) en 1964, donde la exarrocera Giovanna Daffini presentó el texto femenino (“Esta mañana me he levantado, al arrozal debo ir […] y entre los insectos y los mosquitos un trabajo duro nos toca hacer”), seguido por el partisano. El espectáculo, que llevaba el nombre de Bella ciao, se replicó 10 veces entre el 21 y 29 de junio y representó un punto de partida para el renacimiento de la canción popular. El éxito fue tan grande que también hubo intentos de apropiarse de su autoría, como en el caso de un carabinero, Rinaldo Salvatori, que sostenía haber escrito Bella ciao inspirándose en otra composición que dedicó a una cantante francesa de la que se había enamorado.

Pero nadie ha podido resolver el misterio que envuelve este himno tan célebre: “Las diferentes utilizaciones que se han hecho de Bella ciao son porque es una canción popular. Es contra un invasor y a favor de algo que gusta a todos, la libertad”, afirma Pestelli. Cada año se escucha en un contexto diferente, como en las manifestaciones tras el atentado de Charlie Hebdo en 2015, en los estadios bajo la forma de cántico o en series como La casa de papelAdemás, varios artistas la han interpretado, como Manu ChaoWoody Allen o Tom Waits.

Es la consecuencia de un éxito internacional que nunca se ha acabado y que probablemente empezó cuando un grupo de jóvenes de la región de Emilia Romaña presentó la canción en el Festival de la Juventud de 1947 en Praga y que se confirmó con el disco de Yves Montand (seudónimo de Ivo Livi) de 1963, un italiano de espíritu francés que cantaba Bella ciao con el título de Chant des partisans cambiando la pronunciación original.

En las últimas dos décadas, Bella ciao se ha convertido en un símbolo de la izquierda comunista, sobre todo desde la perspectiva de la derecha. Matteo Salvini, líder de la Liga, y su compañera de coalición, Giorgia Meloni, de Hermanos de Italia, han criticado a menudo su representación. Por ejemplo, cuando algunos comisarios socialistas la entonaron en el Parlamento de la Unión Europea. Meloni escribió en Twitter que el hecho era “escandaloso”, “ridículo” y habló de “Unión Soviética Europea”. Sobre esta cuestión, para Ghezzi no hay duda: “Está claro que a la derecha no le gustan los valores del antifascismo en absoluto, pero estas polémicas empezaron el día después de la liberación. Nosotros no discutimos sobre esto desde el 25 de abril de 1945”.

L’ESTACA

Pestelli encuentra muchas similitudes entre ‘Bella ciao’ y ‘L’estaca’, el canto catalán antifranquista de Lluís Llach, compuesto en 1968. Fue utilizado por Solidarnosc en Polonia y traducido también al occitano por el grupo musical Lou Dalfin, entre otros. “Bella ciao’ y ‘L’estaca’ comparten una cierta alegría melódica y son ambas canciones populares. Además, ambas tienen que ver con un elemento naturalístico: por un lado, la flor; por el otro, un árbol. Son símbolos de una nueva vida a través del recuerdo”, explica.

Alessandro Leone (publicado en El País el 25/04/2020)

Recuperable de https://elpais.com/cultura/2020-04-24/bella-ciao-la-historia-detras-del-himno-de-la-libertad-y-la-resistencia.html

Italia prevé retomar la construcción y la industria el 4 de mayo, reabrir tiendas el día 18 y los bares, el 1 de junio

Italia lleva semanas diseñando la fase 2 de la lucha contra la epidemia de la covid-19, la llamada “convivencia con el virus”. Y el primer ministro, Giuseppe Conte, ha explicado este domingo por la noche algunos detalles del calendario y las medidas que comportará. El desconfinamiento se producirá durante tres fechas: el 4 de mayo, el 18 de mayo y el 1 de junio. Conte ha agradecido el “coraje y sentido de comunidad de los italianos”, pero ha advertido de que la curva puede “volver a crecer” y habrá que seguir manteniendo las mismas precauciones que hasta la fecha. Además, el primer ministro ha anunciado que no se impondrá IVA sobre el precio de las mascarillas y que se fijará un límite de precio de 0,50 euros. Una pieza a la que los italianos deberán acostumbrarse para volver a esta nueva normalidad.

El calendario de apertura será más largo de lo esperado. El 4 de mayo Italia permitirá por primera vez la visita a familiares confinados ―“no se permitirán fiestas privadas”, ha advertido Conte― y abrirá los parques y jardines de la ciudad, donde se podrá practicar deporte individualmente y a 2 metros de distancia de los demás. A partir de esa fecha, sin embargo, los ciudadanos podrán alejarse más de sus domicilios para entrenarse. Pero las restricciones seguirán siendo severas, los motivos para salir de casa no se ampliarán, deberá seguir usándose la autocertificación para los desplazamientos y se regulará por ley que las personas con una temperatura corporal de más de 37,5 grados no puedan salir del domicilio.

En esta fase se reanudará la mayoría de la actividad industrial y de toda la construcción. Además, se permitirán los funerales con una participación de no más de 15 allegados. Pero seguirá en el aire la celebración de misas. “Comprendo el sufrimiento que esto provoca respecto a la libertad de culto, pero todavía debemos seguir hablando con el comité científico para abrir las ceremonias religiosas. Espero poder hacerlo en las próximas semanas”. La restricción al culto católico, sin embargo, ha creado el primer gran problema con los obispos al primer ministro de Italia. La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) ha emitido un comunicado urgente para protestar airadamente por la decisión. Ante el riesgo de acabar con su buena sintonía con el mundo católico, Conte ha respondido raudo la noche de este domingo que su equipo estudiará los protocolos de seguridad remitidos por la CEI para poder autorizar las misas.

El 18 de mayo, la situación cambiará algo más. Conte ha explicado que será a partir de esta fecha cuando se permita la apertura del comercio al detalle. Pero también la de los centros culturales como museos, exposiciones y bibliotecas. Se pondrá también en marcha el resto de la industria. El culmen de la fase 2, si la curva de contagios lo permite, no llegará hasta el 1 de junio. A partir de entonces, explicó el primer ministro, Italia permitirá la apertura de bares y restaurantes (con las medidas de seguridad y protección para los clientes adecuadas) y los comercios para el cuidado y la higiene personal como peluquerías, salones de belleza y barberos.

El temor del Ejecutivo es ahora mismo que algunas regiones no sean capaces de controlar la epidemia y la apertura pueda volver a mostrarse en toda su virulencia. Por ello, Conte ha advertido que el comité técnico y científico vigilará estrechamente a las regiones, que deberá aportar diariamente todos sus datos, y decidirá junto al Ejecutivo si deben frenar su apertura. Un aviso muy claro a regiones como Lombardía, con la que el Gobierno ha mantenido una guerra soterrada estas últimas semanas y que sigue mostrando unos datos preocupantes. “El Estado podrá intervenir y cerrar el grifo. No podemos permitirnos situaciones fuera de control. Asumimos el riesgo de la reapertura, pero con todas las precauciones”, ha advertido.

Conte anunció que los entrenamientos deportivos profesionales podrán reanudarse a partir del 18 de mayo. Sin embargo, a preguntas de los periodistas, no fue capaz de dar una respuesta sobre si se reanudarán las competiciones deportivas, especialmente la de la Serie A de fútbol. El primer ministro ha señalado que desearía que volviera la competición lo antes posible, pero ha matizado que el Gobierno no quiere “que los jugadores se enfermen” y que por eso estudiará “si terminar o no los campeonatos”.

Los colegios, tal y como ya se desprendía del decreto aprobado por el Ejecutivo, no abrirán en lo que queda de curso escolar. La idea del Gobierno es que se reanuden las clases a partir de septiembre y que todos los alumnos pasen de curso, aunque no hayan aprobado sus asignaturas en el último trimestre en el que acudieron a las aulas.

Daniel Verdú (publicado por El País el 26/04/2020)

Recuperable de https://elpais.com/sociedad/2020-04-26/italia-iniciara-el-desconfinamiento-el-4-de-mayo.html

El virus invierte los papeles históricos del norte y el sur en Italia

El 8 de marzo, pasadas las dos de la madrugada, la estación de tren de Milán se llenó de napolitanos, calabreses y gente de otras regiones meridionales arrastrando maletas hechas a toda velocidad para huir hacia el sur. Las imágenes, captadas por las cámaras de seguridad de aquel día, supusieron un inesperado cambio de paradigma en la historia de Italia. Por primera vez desde la unificación del país, desde los tiempos del crecimiento de la FIAT en Turín y la inmigración masiva, el éxodo se producía en dirección contraria. Una hipérbole que ha encontrado en las siguientes semanas sus réplicas en distintos formatos políticos y sociales. Camino de los 13.000 muertos y una gestión dudosa de la crisis del coronavirus, en Roma crece la idea de que Lombardía debería ser intervenida por una gestora. El gobernador de Campania (región de Nápoles) ha advertido de que no dejarán entrar a sus ciudadanos y en el Ejecutivo afilan los cuchillos para pasar cuentas con la agresiva retórica septentrional.

Las brechas entre norte y sur, la famosa Italia a dos velocidades, se agranda cada día cuando a las seis de la tarde se publican los datos de contagios. Sucede en sentido opuesto a las agujas del reloj de la historia, el virus ha cambiado las tornas. El lunes fueron 60 nuevos casos en Lacio, 45 en Campania, tres en Calabria. En Lombardía, sin embargo, alcanzaron los 735; 292 en Piamonte, 307 en Emilia Romaña. Las cifras de fallecimientos son también demasiado desiguales: En Lombardía han muerto oficialmente 12.376 personas con coronavirus desde que empezó la crisis. En Lacio, la región de Roma, 349. Unos datos que invitan a pensar que si Italia dejase de contar el problema en Lombardía, que no es exclusivamente fruto de la densidad y dinamismo de Milán, atravesaría una crisis muy distinta.

La situación de Lombardía o Piamonte responde a distintas circunstancias. Pero cada día que pasa se pone en cuestión también su modelo sanitario y la gestión de la crisis. Se cometieron errores. Se utilizaron residencias de mayores para trasladar a pacientes de coronavirus, criticó este lunes el gobernador de Lacio y secretario general del Partido Democrático (PD), Nicola Zingaretti. Hoy el runrún se transforma en estrategia política y el Palacio Chigi, donde se acumula un largo historial de resentimiento a todas las críticas recibidas en los últimos tiempos por el líder de la Liga, Matteo Salvini, ven la oportunidad de darle donde más le duele al exministro del Interior. La “cuestión meridional”, bautizada así en 1873 por el diputado radical lombardo Antonio Billia y utilizada por Antonio Gramsci para un texto que abordó esa suerte de colonización histórica del norte basada en una reunificación diseñada desde el Piamonte, vuelve con la covid-19.

La geografía trazada por el virus, sin embargo, es por primera vez muy distinta. “La pandemia ha hecho emerger una Italia profunda, enterrada. Como sucedió después de la Segunda Guerra Mundial”, apunta el historiador Giovanni Luna. Hoy las tres regiones con más contagios y muertos de Italia están gobernadas por la Liga o por un socio de su coalición de derechas. Piamonte, Lombardía y Véneto han mostrado distintos acercamientos a la crisis, pero mantienen cifras preocupantes, especialmente las dos primeras, que representan el corazón del poder autonómico del viejo partido nordista. La credibilidad de Salvini está edificada en los éxitos de su región natal y vinculada, en parte, a la suerte de su gobernador, Attilio Fontana, a quien él mismo colocó para liquidar a la vieja guardia del partido. Tumbarle a él, como pretende el Ejecutivo italiano con el desgaste diario y la hipótesis de una intervención de la región, dejaría al exministro del Interior a la intemperie política.

El colapso de un mito

El politólogo Piero Ignazi es muy duro y cree que el mito de la Lombardía ha colapsado”. “El relato de la región vencedora, que lleva la voz cantante. El desastre de su sanidad y de sus responsables administrativos, en particular del presidente de la región, ha liquidado la imagen que tenía. Reputacionalmente es un desastre. La arrogancia y los aires de superioridad, interpretados históricamente por la Liga y por el propio Silvio Berlusconi, permiten ahora a algunos pedirles cuentas. Además, nace un problema político muy grave para Salvini. Defender la gestión lombarda puede ser un boomerang terrible. Perderá consenso en el sur y dividirá a sus votantes del norte”, apunta Ignazi al teléfono.

Los empresarios, baluarte tradicional del apoyo a la Liga en el norte de Italia, empiezan a hartarse de los problemas y el retraso en la reapertura industrial que conllevará la gestión lombarda. “No es momento para la crítica. Pero la realidad es que muchas cosas han fallado”, apunta un directivo de la patronal Confindustria. Los sondeos también envían señales en esa dirección. La Liga se ha dejado unos cinco puntos desde que comenzó la crisis sanitaria y Salvini ha descendido del segundo al tercer puesto en los líderes más valorados (detrás del primer ministro, Giuseppe Conte, y de la socia de la coalición de derechas, Giorgia Meloni). La inmigración ya no sirve para cabalgar el estado de ánimo de la opinión pública y el virus es demasiado imprevisible para apostar por él. Todo girará en los próximos meses alrededor de la economía. Y quizá ahí cambien de nuevo las tornas.

Proyecto “Volver a Italia”: pagarían pasajes y hoteles a quienes visiten el país después del COVID-19

Italia, uno de los países más afectados del mundo por la pandemia del COVID-19, ya está pensando en el futuro y analiza distintas iniciativas para incentivar a los viajeros a volver a sus fantásticas ciudades y recuperar su histórico liderazgo entre los lugares más visitados del mundo.

Es que Italia no sólo es uno de los países más bellos del mundo sino que se encuentra entre los diez que más visitas de extranjeros recibe por año. El turismo es clave para su economía y ha sufrido tremendamente el haber tenido que cerrar todas sus fronteras y decretar el confinamiento obligatorio para salvaguardar la vida de sus ciudadanos, igual que el resto de los países del mundo.

Pero Italia es un país que sabe levantarse desde los escombros y no demora la propuesta de iniciativas para recuperar a los turistas lo antes posible. De hecho, el gobierno italiano ya está tomando medidas para reactivar la industria turística cuando la pandemia termine y una de ellas incluye el pago de pasajes y hoteles a quienes se animen a estar entre los primeros que regresen.

Programa de incentivos

Varias regiones comienzan a anotarse en este programa para recuperar el turismo.  La primera región que forma parte de la iniciativa es Sicilia, la fantástica isla rodeada de agua del Mediterráneo.

Aprobaron un presupuesto de $54 millones de dólares para crear incentivos a todos los viajeros que estén interesados en visitarlos.

¿Qué incluye el programa?

El programa incluye el pago de la mitad del costo de los boletos aéreos, pagarán también un tercio de la factura del hotel, e incluyen un cupón que les permitirá pasar una noche extra por cada dos noches en su hotel local.

Las entradas para visitar museos y lugares históricos de Italia, que son un gran punto de interés serán sin costo. Este incentivo está disponible en la página oficial de la oficina de turismo de la región de Sicilia.

Comienzo del programa

No hay una fecha oficial para el lanzamiento de la iniciativa y habrá que estar atentos a la evolución del país para salir del aislamiento. La información que brindaron las autoridades es que cuando finalice la situación de la pandemia y existan condiciones seguras para que los viajeros puedan visitar Italia, todo comenzará a marchar.

Este tipo de campañas serán vitales para llamar la atención de los turistas que viven momentos difíciles. El turismo es el motor económico de muchos países y destinos que se han visto afectados por la pandemia.

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Italia estudia un plan para reanudar el fútbol con “fortalezas antivirus”

El calcio ha dado el primer paso para volver a la competición tras el estallido de la pandemia de coronavirus. El protocolo de reanudación de la actividad futbolística, diseñado por la comisión médica de la FIGC, la federación italiana, fue enviado este sábado al Gobierno. El plan prevé el aislamiento total de los 20 equipos de la Primera División, cada plantilla recluida en hoteles o en centros particulares con sus respectivos cuadros de servicio de mantenimiento al completo, un total de aproximadamente 100 personas por club, durante más de dos meses. El tiempo que se estima que tardarían los equipos en recuperar la forma física y dirimir lo que le resta a la temporada 2020-21.

El protocolo de reanudación de la actividad futbolística, diseñado por la comisión médica de la FIGC, la federación italiana, fue enviado este sábado al Gobierno. El plan prevé el aislamiento total de los 20 equipos de la Primera División, cada uno recluido en hoteles o en centros particulares con su cuadro de servicio de mantenimiento al completo, de unas 50 personas por club, durante aproximadamente dos meses. Lo que tardarían los equipos en recuperar la forma física y dirimir lo que le resta a la temporada 2020-21.

El documento elaborado por la comisión médica que preside Paolo Zepilli sustentará la posición de los clubes italianos en la reunión que mantendrán con el Gobierno el próximo miércoles. La cumbre se celebrará por videoconferencia. Participará el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, el ministro de Deportes, Vincenzo Spadafora, el presidente de la FIGC, Gabriele Gravina, los representantes de las ligas profesionales, el sindicato de futbolistas, los árbitros, y el propio Zepilli al frente de los médicos. Tanto la patronal de la Serie A como la federación esperan culminar la cita con vía libre para iniciar las concentraciones el lunes 4 de mayo. El arranque de la competición sigue siendo una hipótesis. La proyección más optimista fija los primeros partidos para 27 y 28 de mayo, coincidiendo con las semifinales de la Copa Italia.

El protocolo médico de inicio de la actividad refleja el itinerario seguido por los clubes de la Bundesliga y redobla las medidas sanitarias. En Alemania, muchos equipos regresaron a los entrenamientos hace dos semanas sin que se realizaran pruebas de coronavirus a las plantillas. En Italia, la hoja de ruta dispone que 96 horas antes de saltar al campo de entrenamiento, las plantillas de jugadores y personal de apoyo deberán someterse a dos tandas de exámenes de coronavirus, tanto el test PCR, para saber si hay infección, como el test serológico, para determinar si las personas han estado en contacto con el virus y han adquirido anticuerpos. Los médicos hablan de crear grupos “negativizados” antes de iniciar la actividad física. Incluyen a los jugadores y a todos los empleados vinculados a los equipos, desde los jardineros hasta el personal de limpieza.

Los médicos ponen especial énfasis en el examen de posibles lesiones pulmonares y cardíacas. Alertan de que el COVID-19, en ciertos casos, afecta a los órganos vitales durante mucho tiempo y obligan a los clubes a estudiar con detenimiento las posibles secuelas de la enfermedad en todos aquellos que la tengan o la hayan padecido, con una batería que incluye ecocardiogramas bajo esfuerzo máximo, espirografías, TAC pulmonar de alta resolución, y la adhesión de holters (dispositivo de electrocardiografía portátil para monitorización cardíaca) las 24 horas del día hasta que se descarten daños. Hay jugadores que ya dieron positivo, como Rugani, Gabbiadini, Dybala o Vlahovic. Todos ellos, además de los nuevos positivos, pasarán la revisión especial.

Los jugadores sanos y el personal de servicio de los equipos se recluirán en los centros de entrenamiento de cada club, o en hoteles aislados, que serán desinfectados todos los días. El presidente de la asociación de médicos del fútbol italiano, Enrico Castellacci, declaró en la Gazzetta dello Sport que se precisarán “veinte ciudadelas, una por equipo, verdaderas fortalezas antivirus”. Los clubes que no dispongan de centros de entrenamiento con residencias para 100 personas alquilarían hoteles sin personal. Solo los empleados de los clubes podrían ingresar en los hoteles.
El protocolo indica que durante la primera semana de convivencia se respetará el distanciamiento social, en las residencias y en el campo de juego. Los jugadores realizarán la primera fase de preparación física de manera individualizada. Entre la segunda y la tercera semana se podrán realizar ejercicios en grupo con balón. Hasta la tercera semana de trabajo, los médicos recomiendan evitar el contacto físico en la medida de lo posible, circunstancia que atenta contra la naturaleza del juego.

La necesidad de completar dos jornadas de Copa y 12 de Serie A en poco más de un mes obligaría a los equipos a disputar un partido cada tres días. Para evitar lesiones en plantillas presumiblemente tensionadas mental y físicamente, hay clubes que proponen un cambio en el reglamento. Renzo Ulivieri, presidente de la asociación de entrenadores de Italia, recomienda admitir hasta cinco cambios por partido, tal y como está previsto en la Serie C del fútbol femenino.

Diego Torres (publicado por El País el 19/04/2020)

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