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junio 2018

Se cumplió el tercer paro general contra la gestión de Macri: ¿qué gobiernos enfrentaron más medidas de fuerza desde 1983?

En un ranking que encabeza Alfonsín, durante el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner no hubo ningún paro. Si se mide por frecuencia, el más perjudicado fue el radical De la Rúa y, los menos, Fernández de Kirchner en su primera Presidencia y Macri en lo que va de su gestión.

La CGT anunció un paro de 24 horas a partir de las cero horas de hoy. Juan Carlos Schmid, uno de los tres integrantes del triunvirato que conduce la entidad sindical, señaló que la medida será la “más fuerte de los últimos años”, dado que a diferencia de los paros anteriores adhieren los cinco gremios con mayor cantidad de afiliados del país (Comercio, UOCRA, UPCN, Gastronómicos y UOM) y todos los relacionados con el transporte de pasajeros (UTA, Estaciones de Servicio, Aeronavegantes, La Fraternidad, Unión Ferroviaria, Metrodelegados y Peones de Taxi).

Se trata del tercer paro general desde que Mauricio Macri asumió la Presidencia, el 10 de diciembre de 2015. El primero se produjo el 6 de abril de 2017 y, el segundo, el 18 de diciembre del mismo año por reclamos contra la política económica y contra el proyecto de ley de reforma previsional que finalmente aprobó el Congreso, respectivamente. En esta oportunidad el reclamo principal es la reapertura general de las paritarias sin ningún tipo de tope luego de la devaluación que ya alcanza el 35% desde comienzos de mayo último.

¿Cuántos paros generales hubo por Presidencia desde el regreso de la democracia en 1983?

Desde 1983 hasta hoy, hubo 42 paros generales en la Argentina, entendidos como aquellos que organizan centrales con sindicatos de distintas actividades (bancaria, comercio, construcción, transporte, entre otras), con un promedio de una medida gremial cada diez meses. Los datos surgen de la consultora Nueva Mayoría que lidera el analista político Rosendo Fraga y la actualización de Chequeado con artículos especializados que comunicaron los paros.

Las cifras históricas muestran que la mayor cantidad y frecuencia de paros generales se registraron durante los dos gobiernos de la Unión Cívica Radical (UCR). El ex presidente Raúl Alfonsín ocupa el primer lugar con 13 movilizaciones nacionales en su contra, mientras que si se tiene en cuenta el tiempo de gestión el ranking lo encabeza Fernando de la Rúa, con un paro general cada tres meses. En el podio de frecuencia de paros, se debe agregar también a la Presidencia de Eduardo Duhalde (Partido Justicialista), que tuvo un paro cada cinco meses, seguido por Alfonsín con un paro cada seis meses.

Durante la primera gestión de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner no se produjeron paros generales. En su segundo mandato fueron cinco paros, en promedio uno cada 10 meses. Con la medida de hoy, Macri tiene el mismo promedio: un paro cada 10 meses. Carlos Menem, en su primera Presidencia tuvo un paro cada 24 meses y en la segunda, uno cada 11 meses. Durante la gestión de Néstor Kirchner hubo un sólo paro general.

Matías Di Santi (publicado en chequeado.com el 25.06.2018)

Los ministros del Interior de Roma, Berlín y Viena forjan un eje de mano dura contra la inmigración

La inmigración como oportunidad política para la corriente ultraconservadora que adopta nuevas formas en Europa. Las costuras de la estructura tradicional de alianzas empiezan a apretar demasiado y un nuevo eje se articula alrededor del rechazo a la inmigración y la protección de las fronteras. La línea pasa por Italia, Austria y Alemania con una especial consideración en Hungría. Sebastian Kurz, el canciller austriaco convertido en referente de las derechas europeas, ha anunciado este miércoles en Berlín la construcción de ese “eje de países dispuestos” destinado a luchar contra la inmigración ilegal.

El nuevo frente, propulsado por el nuevo ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, aspira a convertirse en la vanguardia del endurecimiento de la política migratoria dentro de la Unión Europea. Austria ocupará partir de julio la presidencia de la UE, durante la cual, Kurz planea dar prioridad a las políticas migratorias.

Horst Seehofer, el ministro del Interior, Patria y Construcción alemán explicó en una comparecencia conjunta con Kurz, que se trataba de impedir que se produzca de nuevo a la situación de 2015, cuando la llegada de cientos de miles de demandantes de asilo provocó una crisis política y humanitaria en la Unión. Ni él ni Kurz, que gobierna en Viena en coalición con la extrema derecha, detallaron en qué consistirá exactamente la cooperación en ciernes.

Seehofer se ha mostrado dispuesto a aliarse con sus dos homólogos de partidos ultraderechistas —Salvini, de La Liga en Italia y Herbert Kickl, del extremista FPÖ— en plena precampaña de las elecciones regionales de Baviera, cuando la tradicional hegemonía de su partido, la Unión social Cristiana (CSU), se ve amenazada por el ascenso de la extrema derecha alemana. Su anuncio supone además un duro golpe a Merkel y su política de puertas abiertas para los refugiados de 2015, contestada desde las filas conservadoras dentro y fuera de Alemania.

El ministro del Interior alemán había hablado el día anterior por teléfono con su homólogo italiano, Matteo Salvini y acordaron reforzar la cooperación en materia migratoria y de seguridad. En respuesta a la idea de conformar un eje Roma-Berlín-Viena, Seehofer le dijo a Salvini que “lo acepto, vamos a luchar por ello”.

El líder de la xenófoba Liga, agigantado en el clima de tensión que vive el país, compareció ayer por la mañana en el Senado para dar cuenta de la gestión del Aquarius, el barco que se dirige al puerto de Valencia, pero terminó al contrataque contra Francia, España, la Unión Europea y el financiero y filántropo húngaro, George Soros. Una toma de posición clarisíma al respecto

Salvini, cuya línea política en la coalición de Gobierno con el Movimiento 5 Estrellas es cada día más fuerte, delineó este martes claramente la órbita donde quiere situar a Italia en las próximas contiendas que se diriman en la Unión Europea. Al menos en la política migratoria, sustrato de su programa electoral. Durante su comparecencia solamente tuvo buenas palabras para Seehofer. Un tono que contrasta con el mantra habitual contra Merkel, a quien acusó durante el proceso de formación de Gobierno de intentar oponerse a la coalición populista.

La estrategia de Salvini resitúa a Italia en el mapa de alianzas europeas y la coloca en un esquema algo aislado respecto a sus socios tradicionales. Pero el país no está solo, se empeñó en defender el líder de la Liga el pasado martes en el Palacio Madama. “De hecho, Italia nunca ha estado tan centrada como ahora”. Entre los contactos mantenidos en los últimos días citó el que tuvo con su homólogo alemán. “Italia no puede ser la única que se ocupa de esto y que se hace cargo de los costes económicos y sociales que esto supone. Si existe Europa que se haga oír o calle para siempre”, agregó.

La relación de Salvini con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán es excelente. Siempre que el nuevo vicepresidente italiano tiene ocasión aprovecha para alabar su gestión y atizar a sus críticos. De hecho, ayer volvió a atacar al financiero y filántropo George Soros, a quien acusó de estar detrás de las ONG que rescatan migrantes en el Mediterráneo. Son “asociaciones privadas financiadas a saber por quién, aunque después leo que detrás de algunas está Open Society de (George) Soros, y me asaltan las dudas sobre la espontaneidad de toda esta generosidad”.

Los últimos movimientos de Italia en política migratoria responden a un plan trazado desde tiempo en la agenda de la xenófoba Liga. En el programa de gobierno, diseñado junto a M5S, se subraya la posible expulsión de unos 500.000 inmigrantes irregulares. Además, el propio ministro del Interior ha advertido estos días que se crearán centros para la agilización de identificaciones con la finalidad de repatriar el mayor número de personas posibles. Sin embargo, ahora mismo Italia solo dispone de acuerdos para llevarlo a cabo con cuatro países: Nigeria, Egipto, Marruecos y Túnez.

En la foto: El canciller austriaco, Sebastian Kurz (izquierda) y el minsitro de Interior alemán, Horst Seehofer durante una conferencia de prensa en Berlín

Ana Carbajosa y Daniel Verdú (publicado en El País el 14.06.2018)

La propuesta de Salvini de censar a los gitanos ahonda la brecha con el M5S

El ministro de Interior de Italia, Matteo Salvini, sigue con la escalada xenófoba que tan buenos réditos electorales le está proporcionando en las últimas semanas. Después de comprobar cómo todas las encuestas aprobaban su gestión del caso Aquarius —cerró los puertos italianos y obligó a la nave con 629 inmigrantes rescatados a bordo a buscar otro país para desembarcar—, ha puesto en su punto de mira a otra minoría. Esta vez son los ciudadanos de etnia gitana, a quienes advirtió el lunes que está preparando un censo que permita la expulsión de Italia de todos aquellos que estén en situación irregular. Una campaña difícil de asumir por sus socios de coalición (el Movimiento 5 Estrellas), que ya ha advertido de su inconstitucionalidad.

El anuncio que, como suele hacer Salvini, matizó luego en sus redes sociales, consiste en “hacer un reconocimiento para ver quién, cómo, cuántos son” y expulsar a aquellos que se encuentren en una situación irregular. “A los gitanos italianos, desafortunadamente, habrá que quedárselos”, lanzó con su habitual desdén. Tras una enorme oleada de críticas, que subrayan la inconstitucionalidad manifiesta de la medida, este martes volvió a reafirmar su posición en un tuit y a poner encima de la mesa un asunto que corre el riesgo de ahondar más aún la brecha con el Movimiento 5 Estrellas (M5S).

“Censo romaníes y control del dinero público gastado. Si lo propone la izquierda está bien, si lo propongo yo es RACISMO. ¡Yo no tiro la toalla y sigo! Antes los italianos y su seguridad”, ha escrito Salvini este martes en su cuenta de Twitter. La realidad es que la idea, como la propuesta de expulsar a 500.000 inmigrantes que lanza recurrentemente, tampoco es un invento del momento. En el acuerdo de gobierno firmado por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga ya se hablaba del desmantelamiento total de los campamentos de gitanos de toda Italia en los que, según sus cálculos, viven 40.000 personas. El diseño de un censo, aunque luego lo suavizara, es lo que ha roto todos los esquemas previstos. Los partidos de la oposición se lanzaron en tromba contra la propuesta. “Ayer los refugiados, hoy los romaníes, mañana pistolas para todos. Qué difícil es ser malo”, señaló el ex primer ministro Paolo Gentiloni, en un mensaje en Twitter.

Pero no solo sus adversarios políticos le censuraron. También su socio en el Gobierno, el vicepresidente y líder del M5S, Luigi Di Maio, echó el freno y le recordó que una medida de este tipo sería inconstitucional. El cambio de ritmo de los grillinos va dirigido a su electorado más a la izquierda, pero también es un intento a la desesperada de retomar la iniciativa política en el Ejecutivo. “Me alegro de que Salvini haya rectificado la hipótesis del censo de los inmigrantes. Si una cosa es inconstitucional, simplemente no se puede hacer”, lanzó en lo que empieza a parecer a un desencuentro entre los dos socios de coalición. El vicepresidente de la Cámara, Ettore Rosato, comentó: “Puedes trabajar por la seguridad y el cumplimiento de las reglas sin volverte racista. Espero que Salvini lo entienda. El censo anunciado de los gitanos es vulgar y demagógico”.

Por otro lado, aunque Bruselas haya evitado propunciarse sobre el tema, han llegado algunas advertencias. El portavoz del Ejecutivo comunitario, Alexander Winterstein, ha reiterado, al ser preguntaosobre esta cuestión en rueda de prensa, que no iba a “comentar los comentarios” de un tercero aunque ha recordado que “como norma general, no se puede expulsar a un ciudadano europeo sobre una base étnica”, según establece la legislación europea. Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos, añadía: “La Comisión UE ejercerá sus competencias con las reglas de las cuales dispone. Reglas en materia económica y financiera pero también por lo relativo al Estado de derecho. Son nuestras reglas comunes y todos tienen que respetarlas”.

Salvini lanzó su anuncio del censo para los ciudadanos de etnia gitana el lunes en una entrevista a la emisora de radio italiana Telelombardia, donde confirmó que está preparando “un archivo sobre el problema de los romaníes en Italia”. Como empieza a ser habitual, nadie en el Gobierno estaba al corriente de ello.

La idea trae los ecos de las leyes raciales que promulgó Mussolini a partir de 1938. Tanto, que la comunidad judía de Italia protestó públicamente a través de su presidenta, Noemi di Segni: “No hay búsqueda de consenso, ansia de orden público que pueda justificar la inquietante propuesta de crear categorías específicas de ciudadanos y de someterlos a políticas especiales de seguridad reservadas solo para ellos”. Pero la propuesta había sonado ya en en 2008, cuando Roberto Maroni (Liga) —expresidente de Lombardía y ex ministro del Interior con los gobiernos de Berlusconi— sugirió tomar las huellas dactilares a todos los niños gitanos que vivían en campos nómadas en Italia. La Unión Europea rechazó la idea, que quedó olvidada. La mayoría de ellos tiene la nacionalidad rumana y como ciudadanos de la UE no podrían ser expulsado del país.

En la foto: El ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini

Daniel Verdú (publicado en El País el 19.06.2018)

Salvini, el ministro bufón que quiere ganar amenazando

Vivir con escolta es una tragedia, e Italia es el país occidental con más periodistas escoltados. Y lo es porque Italia tiene las organizaciones criminales más poderosas y peligrosas del mundo.

Y sin embargo, a pesar de ello, en lugar de liberar de los riesgos a los periodistas protegidos, Matteo Salvini, ministro del Interior, los amenaza. El ministro del Interior me amenaza a mí, un escritor que desde hace 12 años vive con escolta. Y la escolta no es una medalla al valor, sino la pérdida de la libertad a cambio de la posibilidad de seguir informando. Pero el ministro del Hampa, al convertirme en su objetivo, me devuelve a la parte a la que pertenezco. Salvini ha elegido a sus enemigos, y sus enemigos son los últimos. Sus enemigos son los italianos del sur, italianos de los que no se ocupa ni se ocupará jamás. Sus enemigos son los africanos que viven y trabajan en Italia, los indios que viven y trabajan en Italia, los paquistaníes que viven y trabajan en Italia. Sus enemigos son niñas y niños nacidos en Italia de padres extranjeros. Chicos que hablan italiano, “que aman italiano”. Sus enemigos son los gitanos, todos los gitanos, los extranjeros a los que pretende expulsar y los italianos que muy a su pesar tendrán que quedarse. Y ahí, entre estos, entre los italianos olvidados por la política y las instituciones, entre los extranjeros señalados como objetivos a los que atacar, me encuentro yo. Con sus amenazas, Salvini me ha devuelto al grupo de los últimos: soy uno de ellos y estoy muy orgulloso de serlo.

Pero las palabras pesan, y las palabras del ministro del Hampa, elegido en Rosarno (en Calabria) con los votos de los italianos a los que ni siquiera considera italianos, elegido con los votos de los que mueren a manos de la‘ndrangheta [mafia calabresa] son palabras de mafioso.

Las mafias amenazan. Salvini amenaza.

El 17 de marzo, Matteo Salvini dio un mitin en Rosarno. Sentados en las primeras filas había hombres de la cosca [el clan] Bellocco y personas relacionadas con los Pesce. ¿Y qué hizo él? Dijo: “¿Por qué se conoce a Rosarno? Por ser un poblado de chabolas. Y yo no quiero esclavos”. Desde luego, el problema de Rosarno son las chabolas; como si la explotación de los inmigrantes no estuviera relacionada con la ‘ndrangheta.

Y Salvini habla de dinero, de ahorrar dinero suprimiendo escoltas. Mejor sería que Salvini empezara a hablar del dinero que la Liga robó a los italianos con la maxiestafa de los reembolsos electorales: casi 50 millones de euros. O que hablara de las relaciones con la‘ndrangheta y las inversiones ilegales de la Liga. O sobre las cuentas de la Liga incautadas y la galaxia de compañías y asociaciones que tuvieron que inventarse para recibir fondos, porque cuando llega dinero a las cuentas de la Liga se usa para pagar la deuda que la Liga de Salvini tiene con los italianos.

Que devuelva la Liga de Salvini lo que debe, y entonces podrá hablar de dinero. No se lo puede permitir.

Veo que en las redes sociales aparecen etiquetas de solidaridad hacia mí: #savianononsitocca. Os agradezco el apoyo, pero me gustaría que quedara claro que yo solo soy un medio que Salvini está utilizando para destruir el Estado de Derecho. Y a mí hoy me resultaría muy fácil enfrentarme a él, pero no quiero hacerlo. Tampoco quiero poner la otra mejilla, no soy Cristo, no soy un cordero sacrificial, no busco el martirio: ¡olvidadlo!

Pero tampoco tengo miedo, y desde luego, no de Salvini. En estos años me he enfrentado a jefes de los Casalesi, a mafiosos, a miembros de la ‘ndrangheta, a narcos sudamericanos; no me asusta un bufón que hasta hace unos años tenía miedo incluso de ir más abajo de la Línea Gótica.

Pero hoy tenemos que hablar, tenemos que dialogar, no con Salvini que es un bufón, que quiere ganar amenazando, mientras nosotros queremos con-vencer dialogando.

Hoy debemos convencer a los que no piensan como nosotros; el único diálogo posible es con los miembros de la Liga, horrorizados por las palabras y actos del ministro del Interior; con los que se presentaron en las elecciones con Salvini; con aquellos con los que Salvini firmó un pacto de Gobierno.

Quitemos al ministro del Interior, este hombre sin escrúpulos, este hombre cínico, la posibilidad de armar (literalmente) otras manos.

Quien calle ahora será culpable para siempre.

Nihil humani a me alienum puto [Nada humano me es ajeno].

En la foto: Roberto Saviano, en un festival de cine en Italia, en 2013, rodeado de escoltas.

Roberto Saviano (publicado en El País el 22.06.2018)

Anna Lanzani: “Cualquier iniciativa que apoye la inclusión es bienvenida”

En el Circolo Italiano, la recién elegida Women to Watch, Anna Lanzani, realizó un encuentro para agradecer la distinción otorgada por Ad Age y Adlatina, y también para cerrar su paso por la empresa Molinos Río de la Plata.

Lanzani llevaba cinco años en la empresa como head of innovation, communication & research, y había llegado luego de haber trabajado en Asia. Aceptó el trabajo en la Argentina porque “tenía una cuenta pendiente con los mercados emergentes”, contó en el encuentro.

“Quiero agradecer a Ad Age y Adlatina, por el premio Women to Watch —dijo emocionada—. Tengo un perfil muy bajo, conozco a poca gente, pero cualquier iniciativa que ayude a sostener el debate acerca de la inclusión de género, que es una forma de inclusión de diversidad, es bienvenida y va más allá del premio, es una forma de crear anticuerpos contra el cortoplacismo”.

El coctel fue acompañado con las especialidades del chef Leonardo Fumarola de I Adesso, y Lanzani invitó a colaborar con el proyecto de apoyo escolar Las Escuelas de la Paz de la Comunita’ de Sant Egidio.

“En estos años tuve la suerte de trabajar con compañeros inolvidables que me enseñaron todo lo que sé de los consumidores argentinos”, explicó. Y agregó: “En los equipos con los cuales he trabajado admiré a todos, me puse feliz por sus éxitos y compartí sus tristezas. En todo me reflejé y no paré de aprender. Agradezco a los amigos de acá que son la familia que uno elije”.

Al finalizar agradeció a toda la comunidad del marketing y citó una frase de Italo Calvino sobre cómo deberían ser las relaciones entre las personas en cualquier ámbito: “Lo que mejor podemos ofrecerle al otro es dejarlo ser ellos mismos, así fue como quise siempre relacionarme con cada uno de ustedes y si alguna vez lo conseguí, estoy contenta —señaló y cerró con la frase de Calvino—.Se conocieron. Él la conoció a ella y a sí mismo, porque en realidad no se había conocido nunca. Y ella lo conoció a él y a sí misma, porque aun habiéndose conocido siempre, nunca se había podido reconocer así”. (Marketers by Adlatina/05.06.2018)

La batalla por la política migratoria se recrudece en la Unión Europea

Europa se polariza ante la migración. Los ministros del Interior de la UE mantuvieron este martes una dura discusión sobre el enigma no resuelto que los enfrenta desde 2015: cómo gestionar los flujos de llegadas al club comunitario. Con la subida de tono marcada el domingo por el nuevo ministro italiano, Matteo Salvini —“Italia no puede ser el campo de refugiados de la UE”, proclamó—, algunos países expresaron posturas extremas sobre la protección de fronteras y la acogida de asilados.

Si Europa viviera un influjo de refugiados comparable al récord alcanzado en 2015, las herramientas para gestionarlo de manera conjunta serían las mismas. Tres años después de que arrancara la mayor crisis de llegadas experimentada nunca por la UE —más de 1,5 millones de personas arribaron a las costas europeas entre 2015 y 2016—, los países miembros se muestran incapaces de acordar un sistema común de asilo. Lejos de suavizar posturas, los titulares de Interior aprovecharon su encuentro en Luxemburgo para expresar posiciones de máximos, según las fuentes consultadas.

Los postulados de Theo Francken, el polémico responsable belga de Migración, apenas tenían eco entre el resto de sus colegas al principio de la crisis. Pero con la llegada al poder del populismo en Italia, los incentivos para expresar esas ideas crecen. Aunque Salvini, recién estrenado en el Gobierno italiano, no acudió al encuentro, Francken saludó sus propuestas y abogó por no dejar entrar a los migrantes que llegan en barco a las costas de la UE. “Primero tenemos que cerrar las puertas de entrada; a partir de ahí podremos encontrar un compromiso”, sentenció el secretario de Estado en declaraciones a la prensa.

En la sala de reuniones, también algunas intervenciones subieron de tono. Países como Austria, que tiene a la extrema derecha como socio menor del Gobiernoliderado por el democristiano Sebastian Kurz, e incluso Dinamarca, insistieron en la necesidad de blindar las fronteras exteriores de la UE. El argumento empleado por algunos ministros fue que “los ciudadanos europeos piden seguridad”. Esas justificaciones obvian el problema más concreto que la UE prometió resolver para junio: cómo crear un sistema de asilo común en el que cada país asuma ciertas dosis de solidaridad (con la acogida de refugiados) y de responsabilidad (aportando recursos y experiencia al control de fronteras).

“El sistema de Dublín [nombre con el que se conoce la política de asilo en la UE] está muerto. Pero su reforma, no. Algunas declaraciones no ayudan, aunque seguiremos cooperando”, destacó el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos, al término del encuentro de ministros. El debate deberán retomarlo los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre europea de junio. Con la enorme distancia que existe entre las diferentes posturas —superior a la expresada en lo más crudo de la crisis—, resulta poco probable que los Veintiocho alcancen un consenso, como les instó a hacer el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

La principal prueba de que había poco margen para la conciliación fueron las declaraciones de Alemania. La principal potencia de la UE, que suele mostrar moderación a la hora de pronunciarse sobre dosieres conflictivos, consideró “inaceptable” la propuesta presentada por Bulgaria, que ejerce la presidencia de turno de la UE. “Hasta el Gobierno alemán critica puntos específicos del actual estado de la negociación”, aseguró Stephan Mayer, secretario de Estado en el Ministerio del Interior germano, informa France Presse.

Posturas antagónicas

La reforma del asilo cuenta con dos bloques antagónicos. Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia se oponen rotundamente a cualquier propuesta que incluya el reparto automático de refugiados, aunque sea como medida de último recurso ante llegadas masivas. Para tratar de vencer esas resistencias, la diplomacia búlgara optó por un leve toque cosmético. En lugar de emplear el controvertido término reubicación (traslado de demandantes de asilo desde los países más presionados hasta el resto de la UE), incluyó en los documentos de discusión la palabra ubicación. Las posturas no se modificaron un ápice. Y los países bálticos se aproximan al rechazo de los cuatro Estados anteriores.

El otro frente, más reciente, es el del sur. Italia, España, Grecia, Malta y Chipre rechazan la idea que presentó la Comisión Europea de que los Estados de primera línea debían registrar a los demandantes de asilo y responsabilizarse de su suerte para siempre. Para atraerse a este flanco, la última propuesta búlgara rebajó ese periodo de responsabilidad a un máximo de ocho años. Grecia, Malta y Chipre habrían aceptado esa cifra; para España e Italia seguía siendo excesiva y eso —entre otros muchos rechazos— impidió avanzar más. Al igual que Italia, tampoco España estuvo representada por ningún ministro porque los nombramientos del nuevo Gobierno se producirán hoy.

A medio camino se sitúan países con posturas más matizadas (entre ellos Francia, Alemania y Suecia). Berlín, que ha recibido la mayor afluencia de los demandantes de asilo que accedieron al territorio europeo por Grecia e Italia, insiste en que hace falta un mecanismo común para compartir la gestión de ese colectivo.

Fuentes diplomáticas de uno de los grandes países de la UE tratan de quitar hierro al alejamiento de las posturas. Al tener la certeza de que el consenso era inalcanzable, los países decidieron expresar ideas maximalistas para no perder terreno frente a la próxima negociación, argumentan.

Aun así, hasta la presidencia búlgara admite que el retraso en pactar esta reforma es excesivo. “Estoy impresionado de que hayamos tardado más de dos años”, admitió el ministro de ese país, Valentin Radev, que omitió la segunda parte del lamento: el acuerdo aún queda lejos.

LAS LLEGADAS SIGUEN CAYENDO PERO SE DUPLICAN EN GRECIA

Aunque la reforma del asilo siga pendiente, la UE ha tomado medidas que han frenado las llegadas de migrantes y refugiados en los últimos años. El acuerdo con Turquía para que contuviera las salidas y los pactos —menos transparentes— con las autoridades libias explican el cambio de tendencia. Entre enero y abril de este año, la detección de entradas irregulares en la UE cayó un 44% interanual, según datos de Frontex, la agencia europea de fronteras.

Pese a todo, la situación en Grecia se tensa. En ese mismo periodo, las entradas casi se duplicaron, hasta rozar las 15.000 personas. La gran novedad es que ahora cobra protagonismo la frontera terrestre con Turquía, una linde peligrosa que antes registraba poco tránsito.

Lucía Abellán (publicado en El País el 06.06.2018)

En el día del inmigrante italiano algunos datos históricos y características sociológicas de la inmigración

Entre 1880 y 1914 cerca de 5 millones de inmigrantes ingresaron a nuestro país, que en aquel momento contaba con 2 millones de habitantes. La mitad de esos inmigrantes eran italianos que migraban por distintas razones: pobreza, persecuciones políticas, etc.

En 1880 el Estado italiano estaba recién constituido tras el proceso de unificación de la península que culmina en 1870 con el establecimiento de la capital italiana en Roma (arrancada al Papa, que desde entonces y hasta la creación del Vaticano por el fascismo se declaró enemigo del Estado italiano).

Porque el Estado italiano estaba recién constituido, sumado a la precariedad de los medios de comunicación y de las industrias culturales, la identidad italiana era casi inexistente por lo cual prevalecían en aquellos inmigrantes las identidades regionales y provinciales: napolitano, siciliano, calabrés, genovés, etc.

Los inmigrantes afincados en la Argentina crearon federaciones identificadas con las distintas regiones de Italia y sus integrantes no hablaban una lengua nacional (italiano) sino dialectos provinciales hoy casi extintos.

Los italianos de distintas regiones, instalados en la Argentina, aprendían el español no solo para comunicarse con los criollos sino incluso para comunicarse entre ellos, ya que al ser de regiones distintas hablaban distintos dialectos y por una cuestión de economía de esfuerzos era mas conveniente comunicarse en la lengua que se hablaba en el país que los había acogido.

Este proceso de “castellanización” de los italianos, que contrataba con el de sus connacionales en Italia que cada vez mas aprendían el italiano para comunicarse entre ellos tuvo varios efectos: primero, no transmitieron su lengua a su descendencia, y por eso las generaciones posteriores casi no conocen la lengua italiana ni los dialectos. Segundo, ellos mismos olvidaron su propia lengua y aprendieron el castellano dejando su marca fonética y sus vocablos en nuestro lunfardo (giro, laburo, gamba, etc), al tiempo que se erguían barreras culturales y lingüísticas para comunicarse con sus familiares que habían quedado en Italia.

La interrupción de los mecanismos de transmisión cultural de la lengua y la cultura italianas y la escuela pública argentina creada por la ley 1420 que apuntó fundamentalmente a la construcción de la nacionalidad, hizo que si bien un gran número de argentinos tiene orígenes italianos, pocos conocen la lengua italiana o la cultura.

Fuimos la segunda y tercera generación quienes con mucho orgullo recuperamos la lengua y la cultura italianas y estamos orgullosos de esas raíces. En mi caso, además, me considero un difusor de la lengua y la cultura italianas.

Luis Esteban Cicalese

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